Los bares destinados al público gay y lésbico en el París de finales del s.XIX y principio del s.XX, consiguieron transformar el panorama del mítico barrio de Montmartre. En este contexto, debemos mencionar el Palmyre’s Bar. El Palmyre, fue un lugar de encuentro de la comunidad queer en Paris. Su propietaria, Palmire Louise Dumont nació en 1855 al norte de Francia y fue una consagrada propietaria del primer local lésbico de Paris.
Por
allí pasaron celebridades de todo tipo, que convirtieron el local en todo un
reclamo para turistas y locales. Algunos expertos apuntan que este hecho se debe
en gran parte, a que durante la Revolución Francesa se había despenalizado la
homosexualidad. Aunque posteriormente fuese perseguida a principios del s.XX. Sus puertas cerrarían con la muerte de su dueña en 1915,
abriendo la veda a otros locales similares en la ciudad.
Pero,
si debemos de hablar de locales de ambiente no podemos olvidarnos de mencionar
el Paresis Hall en New York. Su nombre, deriva de la palabra “paresia”,
nombre dado a aquellos que sufren la locura de la etapa avanzada de la sífilis.
El nombre es una broma macabra, ya que la sífilis fue una ETS que asoló el
mundo mucho antes de la llegada del VIH.
El
local, estuvo situado en Bowery, cerca de Cooper Union y dirigido por James. T.
Ellison, un mafioso homosexual que llevaba el club. El edificio donde estuvo
situado estaba formado por el propio bar, así como de un jardín de cerveza. Además
contaba en los pisos superiores de habitaciones, donde los clientes realizaban
todo tipo de fantasías con los chicos del local. Se cree que fue muy popular
entre 1890 a 1899, cuando consiguieron que cerrase. Fue objeto de muchas
redadas policiales, así como ataques de la iglesia.
Algo
muy llamativo fue, que una de estas habitaciones estuvo alquilada de forma
permanente por la primera organización en defensa de los derechos de los
transexuales, el Cercle Hermaphroditos. Allí, almacenaban ropa de
mujer, para que los chicos que quisieran pudieran vestirla, sin ningún tipo de
hostilidad o condena por ello.
Pero,
el Paresis Hall, no fue el único local de ambiente gay que se encontraba en la
gran manzana. Tanto en Bowery, como Bleecker Street, proliferaron los locales
de ocio nocturno gay. En la zona de Bleecker Street se hicieron muy conocidos
los locales Black Rabbit y Slide, donde se ofrecía show de sexo en vivo y
prostitutos masculinos. En Bowery, además del Paresis, se encontraban el Manila
Hall y el Little Bucks. Ambos, ofrecían show, comida y espectáculos, todo esto
aderezado con prostitutos y sexo. Por último, el Sharon Hotel, fue el más
conocido de la zona, hasta la llegada del Paresis Hall.
En
1899, un investigador visitó el local y según su relato, los hombres de allí se
dedicaban en su mayoría a la prostitución, siendo muy parecido a lo que se veía
en locales frecuentados por prostitutas femeninas. Los chicos trabajan
sirviendo las mesas, complaciendo a los hombres y entreteniéndolos. Según su
informe, muchos de ellos actuaban de forma “femenina”, se maquillaban y
empolvaban la cara. E incluso, se llamaban los unos a los otros por nombres
femeninos.
En
la ciudad de la luz abría en 1917 sus puertas el Hotel Marigny.
Esta maison estuvo situada en el II Distrito de París y tuvo entre sus
clientes, a la crème de la crème de la ciudad de la luz. Uno de sus asiduos,
fue el famoso novelista Marcel Proust, el cual frecuentaba locales de ambiente
y burdeles gays. Acudía con nombre falso, e incluso hizo un trato con el
gerente del Marigny, para poder espiar a los otros clientes a través de una
mirilla. De esta forma, podría recabar experiencias e historias que podría
plasmar en sus obras.
Sin
embargo, este tipo de locales no proliferaron en el París de comienzos del
s.XX, puesto que era frecuente las redadas y detenciones policiales. Napoleón
II, llegó incluso a crear un cuerpo policial destinado exclusivamente a
desarticular este tipo de clubes, el groupe des homos. En 1918, se
efectuó una redada en el local, donde hallaron un total de 24 menores y 24
hombres adultos, entre los que estaba Marcel Proust.
España
no se queda atrás en esto de locales de alterne LGTBI+. Los cabarets de
temática gay fueron muy conocidos en la primera mitad del s.XX, aunque
existieran leyes como la de 1928 que penasen los actos homosexuales. No sería
hasta el año 1932 con la II República, que se derogará el Código Penal del 28,
para legalizar las relaciones homosexuales, siempre y cuando no fuesen dentro
del ejército.
Como hemos mencionado, fueron los cabarets, los que dieron un hogar al colectivo. Los más destacados fueron el Café de Levante y el Café del Vapor, ambos en Madrid. En algunos de estos locales, nacieron artistas del transformismo como Edmond de Bries o José Pérez Ocaña (del que os hemos hablado ya). El Salón de Fuencarral vio como Bries se convertía en una gran estrella. Su ambigüedad causó estupor y sensación a partes iguales, en un país sumamente católico, analfabeto y con muchos prejuicios. Fue tal su éxito que llegó hasta los teatros de París, así como a otros de distintas capitales europeas. Incluso, en 1924 daría el salto a las Américas para actuar en EE.UU, Argentina, Venezuela o Cuba, entre otros. Tuvo grandes éxitos en los teatros de Nueva York, pero acabaría volviendo a España. Adoraba vestir de flamenca, un rol en el que se sentía cómodo. Además, según el propio Bries nadie lo igualaba en el papel de folclórica.
En
definitiva, estos tipos de locales no fueron solo lugares de alterne y antros
de vicio y prostitución. Si no, que para muchos chicos fueron un apoyo y una
familia, llegando a formar auténticas comunidades alrededor de estos locales.
No quiere decir, que la prostitución fuese la mejor forma de vivir, ni mucho
menos. Pero, no debemos olvidar, que vivieron en una sociedad que los repudiaba
y rechazaba, por lo que estar con iguales les ayudó a tener una vida más
reconfortante, si es que se podía. Además, lugares como el Paresis Hall
ayudaron a sociabilizar y reunirse a muchos hombres y jóvenes que tenían miedo
a decir lo que eran realmente. Muchos de los chicos que frecuentaron el salón
del Paresis, llegaron incluso a movilizarse y organizarse para crear el Cercle
Hermaphroditos, por lo que podemos decir que fueron más que burdeles o simples
prostíbulos. Fueron comunidades, familia y sobre todo, hogares para muchos de
estos chicos que se sentían incomprendidos por la sociedad.