Baelo Claudia, la joya romana del sur de España


Baelo Claudia, imagen de Nokton Magazine.

La historia de este emblemático yacimiento se remonta a finales del s.II a.C. durante el periodo republicano de Roma. Existen indicios de un primer asentamiento denominado Bailo de origen fenicio/púnico, aunque los restos arqueológicos que hoy se pueden visitar son de época romana.
En 1917 el francés Pierre Paris localizó y dirigió la primera excavación en la ensenada de Bolonia, en Tarifa (Cádiz) (Figura 1). Después de diversas campañas a lo largo de las siguientes décadas, se acabaría estableciendo allí un yacimiento/escuela para la formación de futuros arqueólogos. Pierre Paris además, fundaría y presidiría la Casa de Velázquez, la cual estaría encargada de gestionar la progresión de las distintas campañas, así como la publicación de monográficas y crónicas de las excavaciones.
Figura 1. Instantáneas de las primeras excavaciones de Pierre Paris en Baelo Claudia. 

Volviendo a la época romana, Baelo Claudia fue de gran importancia para el Imperio Romano, pues su economía basada en la salazón fue famosa en todo el Mediterráneo. Además, el emplazamiento de la misma es de una gran calidad estratégica, pues desde sus costas se contempla todo el Estrecho de Gibraltar. La mayoría de los beneficios de la ciudad de Baelo por tanto, provendrían de la exportación tanto de productos del mar (salazón), como de la importación de manufacturas de otras ciudades. Algo que no es de extrañar, pues su puerto era enlace directo con las ciudades romanas del continente africano como Tingis, hoy conocida como Tanger en Marruecos. Posiblemente, Baelo Claudia fue un centro neurálgico de la economía de la Península Ibérica ya que comerciaba no solo con el norte de África, sino también con la Galia o Italia. Según Estrabón, Baelo se encontraba entre las  ciudades más importantes en cuestión comercial de Hispania, situándola junto Cartago Nova (Cartagena), Malaka (Málaga), Emporiae (Ampurias), Hispalis (Sevilla) o Gades (Cádiz). Esta importancia es constatada  y respaldada con la creación  y acuñación de una ceca propia para monedas de Baelo Claudia.
La ciudad tuvo su mayor importancia y auge sobre el s.I a.C. hasta el s.II d.C. ya que es durante ese periodo que se le otorgan primero el derecho latino (oppidum Latinum Baelo) y posteriormente durante el reinado de Claudio el estatus de municipium civium Romanorum Baelo. Posiblemente su nombre Baelo Claudia derive de aquel momento. Durante estas centurias la ciudad sufre diversas modificaciones y ampliaciones (Figura 2). No se sabe a ciencia cierta el motivo. Algunos estudiosos creen que es por el aumento demográfico y las distintas concesiones anteriormente mencionadas. Aunque, otros creen que los fenómenos naturales como seísmos y maremotos arrasaron la ciudad varias veces, por lo que se tuvo que reconstruir en distintas etapas. Sea como fuere, sabemos que distintos emperadores dotaron de grandeza a Baelo Claudia, no porque hubiera catástrofes naturales, sino también por su importancia económica para el Imperio.
Figura 2. Reconstrucción de la magnitud Baelo Claudia en pleno esplendor.

En los siguientes siglos (s.III y IV d.C.), la ciudad continuo estando poblada aunque en menor medida. Durante el s.III d.C. se destruyeron distintas edificaciones, así como el abandono de muchas otras. La actividad económica, industrial y social de la ciudad se postergó hasta el s.IV d.C. aunque con una situación bastante precaria. A ciencia cierta, no se saben los motivos del declive de la ciudad. Muchas teorías y posibilidades pudieron ser las causas de su olvido. Disturbios y levantamientos por la crisis acontecida en la Bética; la burguesía de Baelo sufrió un empobrecimiento, por lo que no pudo hacerse cargo de nuevas construcciones o el mantenimiento de las ya existentes; o bien invasiones y pillajes provenientes del norte de África, son solo algunos de los motivos posibles para el declive de la ciudad romana.
No sería hasta el s.XX con la llegada de Pierre Paris que Baelo volviera a brillar. Actualmente se puede visitar todo el complejo arqueológico. Podemos contemplar desde las murallas, el grandioso foro, las termas, el teatro o las fabricas de salazón, hasta su magnífico centro de interpretación. En este encontraremos piezas halladas durante las distintas excavaciones, así como réplicas y audiovisuales que complementan la visita. 
Las murallas y puertas de acceso a la ciudad son de las cosas más llamativas de Baelo. Podemos ver así, la puerta de Carteia, la de Gades y la de Asido (Figura 3). La muralla de la ciudad tiene forma rectangular en la zona sur y a medida que sube hacia el norte se van acercando. La basílica y el foro de Baelo Claudia son otros de los reclamos de este yacimiento. La basílica es el segundo edificio más grande de la ciudad ocupando el lado contrario a la zona de los templos (Figura 4). Por su parte el foro (Figura 5), contiene la típica plaza rectangular cerrada por tres lados, así como la tribuna de los oradores o el tabularium (lugar donde reposaban los archivos de la ciudad).
Figura 3. Fotografía desde la puerta de Gades.
Figura 4. Fotografía de la basílica de Baelo Claudia.
Figura 5. Fotografía del foro de Baelo Claudia.

Otro detalle a tener en cuenta es la calzada romana (Figura 6). En pocos lugares se puede pasear sobre una calzada de más de dos mil años de antigüedad. La calzada recorre desde la puerta de Carteia hasta la de Gades, siendo denominada como decumanus maximus. Esta calle era la arteria principal de la ciudad, pudiendo contemplar así habitáculos destinados a tiendas o a domus (casas). El deterioro sufrido posiblemente se deba a un terremoto que sufrió la ciudad. En una de las intersecciones entre el decumanus y uno de los cardos, podemos encontrar el mercado o macellum. Algo así como un centro comercial de la antigüedad. Este edificio albergó hasta 14 tiendas, donde poder comprar y vender todo tipo de productos.
Figura 6. Fotografía del decumanus maximus.

La zona de los templos aunque en muy mal estado, es de una belleza extraña. Podemos contemplar así cuatro templos. Tres destinados a la Tríada Capitolina y otro a la diosa egipcia Isis. Los templos de la tríada se sitúan sobre unos pódium de casi tres metros de altura (Figura 7). El templo central estaba destinado al dios Júpiter (Zeus en la cultura griega). Los otros dos estaban destinados a Juno y Minerva (Hera y Atenea respectivamente). Cada templo constaba de 6 columnas, así como 9 pilastras y capiteles corintios. En cuanto al templo de Isis, se sitúa al este de los demás templos y esta muy deteriorado, casi hay que imaginar como era por sus cimientos. Sabemos que estaba destinado a esta deidad puesto que al pie del primer peldaño hay dos inscripciones dedicadas a esta diosa (Figura 8). Muchos se preguntan como una deidad egipcia tenia un templo en su honor en plena Península Ibérica, pero no es de extrañar puesto que Isis se convirtió en una diosa muy importante del panteón romano. Sus cultos mistéricos fueron muy extendido por todo el Imperio Romano. En París por ejemplo, existió un templo en su honor justo donde hoy se emplaza la famosa y ahora tan dañada catedral de Notre Dame.  
Figura 7. Fotografía del templo de Júpiter en Baelo Claudia.

Figura 8. Reconstrucción del templo de Isis por La Sibila, Interpretación del Patrimonio. 

El teatro es el edificio más grande de Baelo Claudia. Se construyó usando el desnivel natural de una ladera. Orientado hacia el mar, aun hoy guarda parte de su grandiosidad (Figura 9). Su construcción data entre el 60 d.C. hasta finales del reinado de Nerón, siendo abandonado en el s.III d.C. posiblemente tras un cataclismo natural. Volvería a ser usado entre el s.IV d.C. hasta el s.VII d.C. como necrópolis cristiana. Aun hoy, podemos contemplar la cavea, la orchestra, el parascaenia, el poscaenium y el parodoi (Figura 10).
Figura 9. Fotografía desde las gradas del teatro de Baelo Claudia.

Figura 10. Fotografía de unas de las entradas al teatro.

Las Termas Marítimas aun no están excavadas en su totalidad, aunque se sabe que tuvieron un papel importante no solo en la ciudad de Baelo, sino en todo el imperio romano. Al no estar excavada en su totalidad, no se sabe si eran baños públicos o privados. Podemos ver en esta zona perfectamente el sistema de calefacción de las termas, así como la piscina del frigidarium (Figura 11). Dato curioso es el hallazgo de una copia del famoso Doríforo de Policleto alojado en una hornacina, que posiblemente estuviera adornando las termas (Figura 12). Además, gracias a los restos arqueológicos sabemos que las termas estuvieron ricamente decoradas con cerámicas.
Figura 11. Fotografía de las termas de Baelo Claudia.

Figura 12. Parte del Doríforo que se encontró en las termas de Baelo.

La necrópolis de Baelo también está poco excavada, aunque se sabe que al igual que ocurre en muchas otras ciudades romanas, estaba a las afueras de la ciudad (Figura 13). Se han encontrado restos funerarios tanto en la zona de la puerta de Carteia, así como en la de Gades. Recientes excavaciones constatan la existencia de una posible vía funeraria de la ciudad.  
Figura 13. Vista aérea de Baelo Claudia. La necrópolis estaría emplazada a la salida de la ciudad en una posible vía funeraria. 

Por último, pero no por eso menos importante debemos mencionar la zona comercial, la fábrica de salazón. Este enclave es muy importante puesto que revela desde el tipo de economía de la ciudad, hasta el modo de vida de la misma. El paso del estrecho es un hervidero de bancos de atunes, bonitos y distintos peces autóctonos de la zona. Por lo que no es de extrañar que Baelo Claudia mirase hacia el mar y se nutriese de este para vivir y comerciar. En la Antigüedad no existían frigoríficos o refrigeradores para conservar los alimentos, por lo que la salazón y la salmuera eran esenciales para que perdurasen el mayor tiempo posible. Según Estrabón, antes de que Baelo fuese romana ya era famosa por su salazón, por lo que era de los más cotizados en la ciudad de Roma. Otro alimento de gran exquisitez para los romanos y que Baelo exportaba a todas las ciudades era el famoso garum. Esta salsa se creaba en muchas otras ciudades, pero al igual que la salazón, el garum de Baelo era muy requerido en la capital del imperio, la arqueología así lo confirma. Encontramos varias fábricas de salazón en las que podemos ver claramente las distintas estancias para las diversas actividades (Figura 14). Podemos ver así, salas para preparar el pescado; la salazón; descuartizar; albercas de distintos tamaños donde salar el pescado y obtener el garum; y aljibes. A su vez, en esta zona podemos encontrar diversas casas (Figura 15), posiblemente para los propietarios de las fabricas, por lo que revelan una gran cantidad de información de como vivían estos pescadores/comerciantes de la antigüedad.
Figura 13. Fotografía de las fábricas de salazón de la ciudad.

Figura 14. Fotografía de la zona residencial de la parte industrial de Baelo Claudia.
No debemos olvidar tampoco la importancia del puerto, sin este nada de lo anteriormente mencionado podría suceder. Al puerto llegaban desde todas partes del mundo conocido víveres, mercaderes y curiosos que ayudaron al crecimiento exponencial de esta ciudad romana. Por tanto, el puerto fue y es lo más importante para una ciudad que vive y mira hacia el mar (Figura 15). Los puertos romanos intentaban construirse lo más resguardados posibles para poder defenderse de posibles ataques. Cuando el emplazamiento no propiciaba un resguardo natural, se tendía a aislar la zona portuaria creando tómbolos y diques de arena para aislar la zona. Algo parecido a lo que sucedio en la zona portuaria de la ciudad de Gades.    
Figura 15. Recreación del puerto de Baelo Claudia. 

En resumen, Baelo Claudia es una joya de la arqueología española tal, que ha sido elevada a la categoría de Monumento Histórico Nacional. Su enclave geográfico es de una belleza sin igual, por lo que visitar el conjunto arqueológico en cualquier época del año es más que imprescindible. No es de extrañar, que los antiguos edificaran en este sitio puesto que tiene todo para ser un paraíso. Mar, ríos, buenos productos y sobre todo paz. Una paz que solo puede dar el mar y la montaña unidos (Figura 16).
Figura 16. Fotografía propia durante una puesta de sol en Baelo Claudia.

Aun queda mucho por excavar y saber sobre Baelo Claudia. Diversas campañas arqueológicas se suceden cada año para intentar desentrañar todo los misterios y secretos que guarda esta ciudad. Además la incorporación de nuevas disciplinas ayuda a arrojar luz a como fue la ciudad (Figura 17), a la vez que nos traslada a un momento en el tiempo imposible de volver. El arduo trabajo de los investigadores de todas las nacionalidades también es de alabar, puesto que sin su trabajo no sabríamos interpretar los restos encontrados. Lo que si sabemos, y sabe todo aquel que la visita, es que es una joya del mar. Un enclave que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Figura 17. Recreación de como seria Baelo Claudia. Aplicación para el móvil del yacimiento arqueológico. 

Bibliografía
BERNAL, D; ARÉVALO, A; MUÑÓZ, A; DÍAZ, J.J. (2012): Las termas y el Suburbium marítimo de Baelo Claudia. Avance de un reciente descubrimiento”. Universidad de Cádiz. Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.
ESTRABÓN. “Geographia”, Leipzig, 1853-57.
PONSICH, M. (1980): “Baelo Claudia, la favorita de Claudio” en Revista de Arqueología, año I, n. 2.
ROJAS, F.J. (2009): “Bibliografía para el conocimiento de la ciudad hispanorromana de Baelo Claudia” en Revista Aljaranda 72, pp. 37-51.
SILLIÈRES, P (1997): “Baelo Claudia. Una ciudad romana de la Bética”. Casa de Velázquez, Junta de Andalucía.

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