El mito de los Reyes Magos

Jose M Gil

 


Desde hace siglos, buena parte de la población celebra la llegada de los Reyes Magos el día 6 de enero. Durante esta fecha, regalamos a nuestros seres queridos, al igual que estos emblemáticos personajes hicieron con el niño Jesús. Pero ¿de dónde viene esta tradición?

La primera alusión sobre ellos aparece en el Evangelio de San Mateo, donde menciona a unos “magos”:

unos magos llegaron de oriente (…); la estrella los guio hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño (…); vieron al niño con María su madre (…) y le ofrecieron oro, incienso y mirra

Lo curioso, es que en ningún momento dice sus nombres, ni enumera cuantos son o dice que fuesen reyes. Simplemente, cuenta como unos magos llegados del lejano Oriente llegan a Belén guiados por una estrella. Según el Evangelio, el rey Herodes el Grande tras conocer la noticia decide llamarlos e interrogarlos, tras lo cual les hizo prometer que si encontraban al niño se lo comunicarían inmediatamente.

Una vez abandonado el palacio del monarca, continuaron su viaje hasta el establo de Belén donde Maria había dado a luz a Jesús. Con ellos llevaban distintos regalos, oro, el metal de los reyes; incienso, la ofrenda a los dioses; y mirra como anuncio de su futuro padecimiento. Además, según narra el pasaje un ángel previene a los magos de no volver al palacio de Herodes, puesto que el rey quería acabar con la vida del niño.

Como veréis, el evangelio ofrece pocos datos sobre la figura de los Reyes Magos. Pese a esto, en los llamados “Evangelios Apócrifos” si que encontramos más referencias e incluso descripciones de estos personajes. Además, en ellos el término “mago” es interpretado como sinónimo de sabio o astrólogo, ya que podían leer las estrellas y predecir acontecimientos. Uno de los padres de la iglesia católica, Quinto Séptimo Tertuliano (fig. 1), en el s. III d.C. creyó encontrar otra referencia a los tres magos en el salmo 72 del Antiguo Testamento. En él, se dice textualmente: "Que los reyes de Saba y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes". Por otro lado, es más que probable que el número de reyes provenga de la conexión con la Santísima Trinidad y el apego de los cristianos a este número. Pese a esto, no queda claro cuantos de estos magos viajaron hasta Belén a rendir tributo al niño Jesús. Pero eso lo comentaremos en un rato.

Fig. 1. Quinto Séptimo Tertuliano

Pero, si hablamos de primeras menciones en la historia de estos personajes debemos hablar de varios lugares, la catacumba de Priscilla en Roma y la basílica de San Apolinar el Nuevo en Rávena.

La primera está datada entre la segunda mitad del s.II y el s.III d.C. Se sitúa en una capilla romana de origen griego. El fresco, está situado sobre el arco que da paso al cubículo donde se situaban los sarcófagos (fig. 2). Como se puede observar, es una representación simple y colorida. Cada “Rey Mago”, está diferenciado por un color, pudiendo ser el de la ropa o el de su piel. Los tres traen regalos, puesto que la postura dibujada insinúa que sujetan algo entre las manos.

Fig. 2. Capilla griega de Priscilla en Roma. 

El fresco de la capilla de Priscilla es posiblemente la primera representación grafica de los Reyes Magos, pero en la basílica de San Apolinar el Nuevo en Rávena encontramos la primera mención por sus nombres a estos personajes (fig. 3). Este mosaico realizado a mediados del s. VI representa una procesión de vírgenes guiadas por tres personajes con ropajes orientales, gorros frigios, hacia el niño dios. Además, portan ofrendas como ya mencionaba el texto de San Mateo. Lo curioso, es que encima de sus cabezas están inscritos sus nombres, de izquierda a derecha, Baltasar, Melchor y Gaspar. Otra curiosidad del mosaico es la representación de los propios magos. Vemos tres individuos caucásicos, sin rastro del color oscuro característico de Baltasar. Esta simbología proviene del s.XVI cuando el cristianismo estaba muy expandido y sintieron la necesidad de representar los distintos continentes conocidos. De esta forma se comenzó a representar a los Reyes Magos como tres personajes de distinta raza (África, Asia y Europa) y con las tres edad del hombre (joven, adulto y anciano).

Fig. 3. Los Reyes Magos en la basílica de San Apolinar el Nuevo en Rávena.

Algo que no queda tampoco claro es la cantidad de estos supuestos “magos” que llegaron a Belén para adorar al niño dios. En 1896, Henry van Dyke (fig. 4) escribió su cuento de Navidad titulado “El otro rey mago”, donde nos cuenta la historia de Artaban, el cuarto Rey Mago. Según este cuento, los cuatro personajes habían quedado en un zigurat de Borsippa, para partir juntos hacia Belén. Artaban llevaba consigo un diamante de la isla de Méroe, un rubí de las Sirtes y un jaspe de Chipre como regalo al niño, pero en mitad de su camino se encontró con un mendigo al que habían atracado y herido. Decidió entonces parar y ayudar al pobre moribundo y le ofreció el diamante para que pudiera rehacer su vida tras el robo. Es por esto, que el mago no llegó a tiempo a Judea, ya que María, José y Jesús habían partido. Lo que se encontró a su llegada fue peor, contempló como los soldados de Herodes asesinaban a niños inocentes. Salvó a un niño de su ejecución intercambiando el rubí que tenia por su vida. Pese a esto, fue recluido y apresado 30 años. A su salida de prisión, descubrió que Jesús había sido crucificado por lo que decidió llevar su ofrenda antes de que falleciera. Por el camino, se encontró con un padre que se disponía a vender a su hija, por lo que le entregó el jaspe para que eso no ocurriera. En ese mismo momento, murió Jesucristo y el terremoto que vino después provocó que una piedra golpease a Artaban dejándolo entre la vida y la muerte. Fue ahí, cuando Jesús se le apareció y lo elevó a los cielos junto a él.

Fig. 4. Fotografía de Henry van Dyke

Pese a lo increíble de la historia, Van Dyke podría haberse topado con una historia real, puesto que en algunas ocasiones se ha creído que los míticos personajes fueron 3, otras 4 e incluso en ocasiones han llegado a ser 15 magos.   

Hablemos ahora sobre el término “magos”, según Joao Scognamiglio, autor de “Lo inédito sobre los evangelios”, el nombre de magos no debe ser entendido como en la actualidad, puesto que en aquella época ser mago era sinónimo de alguien cono conocimientos científicos o astronómicos. Es más, el historiador de religión cristiana, James Dixon opina lo mismo. En su obra “Diccionario Bíblico del mundo Hispano” recalca que la palabra mago hace referencia a una casta religiosa perteneciente a los persas. Estos religiosos sentían una especial devoción por la astrología y las estrellas.

Sea como fuere, lo que si está más que aceptado y arraigado es el origen de estos, Asia. Y es que una de las primeras menciones sobre su origen procede del s.VII en el “Evangelio armenio de la infancia” donde menciona que Melchor reinaba sobre los persas, Baltasar sobre los indios, y Gaspar, sobre los árabes. Además, gracias a un manuscrito del s.XIII, se creía que los Reyes Magos podían curar la epilepsia. Es por esto, que se rezaba una oración en los enfermos y se pronunciaba el nombre de los reyes. Fue tal su fervor que el día 6 de enero se llegaba a grabar en las puertas de las casas y en los establos las iniciales de estos, GBM. De esta forma, se intentaba proteger a las personas y animales de los ataques de demonios y brujas.

Por último, hablaremos de la arraigada devoción a estos personajes en España. A diferencia de sus vecinos europeos que prefieren la fiesta de Papa Noel, Befana o el niño Jesús, en este país se prefiere celebrar la llegada de los Reyes Magos a Belén. Esto se debe en parte a los testimonios escritos del s.XII como el llamado “Auto de los Reyes Magos” que se conversa en la Biblioteca Nacional de España y que es una obra fundamental en la historia de la literatura española. Este texto teatral es el más antiguo que se conversa en lengua castellana. Además, los Reyes Magos no son denominados “reyes”, sino “steleros”, es decir, astrólogos. También, la representación gráfica de estos personajes fue muy extendida en España, como podemos ver en el frontal del altar de Mosoll del s.XIII (fig. 6). La tabla refleja el momento del “Viaje de los Reyes Magos”, así como la “Visitación” de los mismo al portal de Belén, con una gran calidad pictórica. Al igual que ocurre en la basílica de Rávena, en la tabla vemos sobre sus cabezas el nombre de los Reyes, así como el del resto de personajes de la escena. Como hemos dicho, la representación pictórica de los Reyes Magos fue muy extendida por todo el país español. Es por esto, que podemos llegar a pensar que este tipo de escritos e ilustraciones fueron el germen de cultivo, para la adoración arraigada en España hacia estos personajes.

Fig. 6. Frontal del altar de la iglesia de Santa María de Mosoll (Das, Baixa Cerdanya)

En definitiva, su historia queda entre el mito y la realidad. No se sabe a ciencia cierta de donde vinieron, cuantos fueron y que labor desempeñaban. Pero, para millones de personas estos emblemáticos personajes tuvieron una clara labor y un físico concreto. Algo que hemos podido observar, ya que con el paso de los siglos su apariencia fue evolucionando, así como su etnia y origen. Además, el destino de estos es incierto, según San Mateo regresaron a su país, por otro camino para no ser apresados por Herodes. Aunque, existen otras teorías como que se bautizaron y proclamaron obispos cristianos en la India, donde murieron hacia el año 70. Sus restos fueron enterrados en el reino de Saba, aunque luego fueron trasladados a Constantinopla por orden de Santa Helena en el s.IV d.C. Según la tradición, sus reliquias descansan en un único sarcófago, que con los siglos llegaría a la ciudad de Milán como regalo de la propia Helena. Más tarde, en el s.XII d.C., sus restos fueron llevados a la ciudad de Colonia, donde hoy en día son venerados en un relicario bizantino en la catedral de esta ciudad (fig. 7). Allí descansan, o no, los míticos Reyes Magos de Oriente.

Fig. 7. Relicario donde descansan según la tradición los restos de los Reyes Magos de Oriente.

Jose M Gil / Autor

Historiador, divulgador, colaborador e investigador de cultura e historia LGTB+ .

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