Continuando nuestra andadura por la visión que tenían las distintas civilizaciones antiguas sobre la homosexualidad. Hoy toca el turno al continente asiático:
MESOPOTAMIA
En la Antigua Mesopotamia encontramos que
la homosexualidad es distinta al ámbito Mediterráneo. En el norte de esta
civilización, encontramos Babilonia, donde se ha documentado la homosexualidad
como algo natural y normal en la sociedad. Existen numerosas referencias
religiosas. En ellas encontramos como los sacerdotes de la diosa Ishtar eran
homosexuales. Estos participaban en rituales bailando vestidos de mujer o
practicando la prostitución masculina en los templos.
En cuanto al lesbianismo, existen referencias
a este en el famoso código de Hammurabi en el que se denominaba a estas con el
término de salzikrum o hijas-varón. A
éstas se les daban derechos para poder contraer matrimonio con una o varias esposas. Incluso podían aspirar
a la herencia y propiedades tal como lo haría un varón de su época. Algo que
contrasta mucho con le cultura grecolatina o el Antiguo Egipto.
Relieve babilónico (1800 a.C.) |
PERSIA
Durante muchos siglos la práctica
homosexual fue vista de forma natural en la zona de Irán. El mundo islámico y
en especial el chií llego incluso a facilitar y permitir la presencia de estos.
Incluso encontramos como mucho de los padres ayudaban a que sus hijos tuvieran
sexo con jóvenes con apariencia femenina. Incluso encontramos representaciones
amorosas de grande y poderosos líderes como Sha Abbás I.
En cuanto al Islam, su religión condena la
homosexualidad, pero es menos severa en cuanto a la moral sexual, mientras que
esta se mantenga en ámbito privado. Algo curioso es la práctica de la
pederastia dentro del Califato Abbasí. Esto se debe, en parte a la rigurosa protección
que comienza a surgir en torno a las mujeres. Esto lo confirman las numerosas
referencias en poesía y pintura, sobre el tema de la pederastia homosexual.
Algo extendido en casi todo el imperio persa. Poetas árabes e iraníes como
Hafiz i-Shirazi o Abu Nuwas elogiaron a la vez que renegaron de la belleza de
numerosos jóvenes. A veces, incluso llegando a engañarlos para seducirlos.
La belleza de los jóvenes afeminados era
tan famosa que se hablaba de ella en todos los confines del imperio. Fuentes
escritas como Las Mil y Una Noches, llegaron a escribir sobre los amores entre
hombres. Incluso artistas famosos como Riza i-Abaasi, recreaban para los reyes
y príncipes miniaturas y escenografías homosexuales. Con la llegada de los mulás y censores, estas historias
comienzan a ser perseguidas. Pese a esto, todos los estratos sociales deseaban
tener entre su servidumbre chicos jóvenes y bellos (ghilman), cuando por fin llegasen al paraíso.
Estos ghilman eran esclavos sexuales, que vivían
en el Paraíso. Eran vírgenes y sumisos para complacer todos los deseos de los
musulmanes justos. Por lo general eran eunucos que habían estado al servicio de
los sultanes o generales en la tierra. En la cultura islámica antigua – sobre todo
en Persia, Al- Ándalus y el Imperio Otomano –, era muy común que los padres se
inclinasen porque sus hijos varones mantuvieran relaciones sexuales con chicos
afeminados. En parte, por mantener intacta la virginidad de las mujeres, un
bien casi impagable en esa sociedad.
JAPÓN
En el Antiguo Japón el sexo no era un tema
tabú. Al igual que sucedía en las sociedades grecolatinas, los japoneses tenían
un concepto homosexual que relacionaban con las esferas militares y aristócratas.
Tenían un término para designar las prácticas homosexuales, nanshoku, exclusivo para las relaciones
entre hombres. Este término es muchas veces malinterpretado como “sodomía” o “pederastia”.
Pero debamos partir de la premisa, de que entendían las relaciones homosexuales
de un hombre adulto con un efebo. Esto se daba sobre todo entre los famosos samuráis
y las altas esferas aristocráticas.
El nanshoku
se dio mayoritariamente en el periodo Tokogawa y presenta un código fundamentado
en las relaciones jerárquicas, los roles de género y la estructura social. El nanshoku era una práctica que se daba en
monasterios y en el ejército, como parte de un ejercicio de entablar lazos.
Como en Grecia y Roma, se diferenciaba mucho el rol de cada uno. El maestro era
el dominante o activo, y el pupilo el sumiso o pasivo. Al final, el nanshoku pasó de ser empleado en las
altas esferas feudales, a ser cada vez más empleada por las clases
comerciantes. Esto provocó la decadencia del nanshoku, ya que se incrementó la prostitución, ocasionando su prohibición
por el gobierno.
Encontramos más ejemplos de homosexualidad
en el Japón feudal en el oficio de kagema.
Las obras de teatro o kabukis, eran
altamente conocidas y famosas en el periodo Tokogawa. Los actores de dichas
obras, se volvían famosísimos, pero los que no llegaban a obtener esta fama acababan
prostituyéndose. Siendo conocidos como kagemas.
En otras ocasiones, las familias con necesidades vendían a sus hijos a casas de
tés especializadas, conocidas como kagemajaya.
Kagema |
Al igual que en Persia a finales del s.XIX
la presencia occidental en Japón inició la persecución de cualquier forma de
representación de la homosexualidad.
CHINA
Las primeras referencias sobre
homosexualidad en la Antigua China provienen de la época del famoso Emperador Amarillo.
Diferentes fuentes escritas como El Libro
de los Shang (1765 – 1112 d.C.), relatan cómo los hombres aristocráticos frecuentaban
jóvenes. Otras fuentes, cuentan cómo era frecuente que los emperadores chinos
tuvieran amantes masculinos. E incluso era normal que los letrados chinos además
de sus esposas y amantes, tuvieran jóvenes que los acompañasen en los viajes
para complacer todos sus deseos durante el mismo.
Durante el periodo del reinado de la dinastía
Han, encontramos grandes referencias a como los emperadores de esta dinastía compartían
cama con hombres. En torno a la figura de Ai Di – emperador de esta dinastía –,
hay una leyenda. Se contaba que dicho emperador se cortó la manga de su traje
de seda, para así no despertar a su amante, que se había quedado dormido encima
de esta. Incluso quiso ceder el trono a su amante Dong Xian.
Otro emperador de esta dinastía famoso por
sus escarceos amorosos con hombres fue el emperador Cheng. Era conocido por
todos en el palacio de los gustos por hombres jóvenes del emperador, llegando a
enamorarse de Zhang Fang. Los aristócratas de la corte, ofendidos lanzaban sus
ofensas por toda la corte. La emperatriz para evitar esto, exilia Zhang Fang.
Por lo que sabemos, el emperador mantuvo correspondencia con su amor, hasta el día
de su muerte.
La literatura asiática también recoge
varios testimonias, cuentos y relatos respecto a la homosexualidad en la
Antigua China. El Sueño de la Alcoba Roja y la Historia de la Piedra, relatan
con total naturalidad las relaciones entre hombres.
Más entrados en la Edad Media, y en contraposición a
lo que ocurría en Europa, encontramos que en China reina la tolerancia en torno
a la homosexualidad. Mientras que en el resto del mundo, se perseguía y
condenaba estos actos, en la corte del emperador existía una total naturalidad
en cuanto a este tema. Si es cierto, que el confucianismo pedía que este tipo
de prácticas no amenazaran el núcleo familiar. Es decir, que la continuidad del
legado y el culto a los antepasados siguiera igual. Esto repercutía en el deber
de contraer matrimonio y continuar la estirpe familiar.
Bibliografía
Rodríguez, D. (2016): La homosexualidad en Japón y sus representaciones artísticas.
Trabajo Fin de Máster para la Universidad en Estudios en Asia Oriental.
Itinerario de Estudios Japoneses. Universidad de Salamanca.
Bogdan, T. (2017): Homosexuality in Ancient Babylonia. East West Edition.
Vienna, Austria.
Van de Werff, T. (2008): The Struggle of the Tongzhi:
Homosexuality in China and the Position of Chinese ‘Comrades’ en Urgency
Required: gay and lesbian rights are human rights. HIVOS. pp. 172-180.
Hosseini, A. (2015): Persian Literature from
Homoeroticism to Reprentations of the LGTB Community: an Introduction.
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