La homosexualidad en las Civilizaciones Antiguas (Parte I)

Jose M Gil

Pese a lo que ocurre en la actualidad, la homosexualidad en la antigüedad ni estaba tan perseguida como ahora, ni era tan mal vista. Si es verdad, que en según qué cultura ser lesbiana u homosexual abiertamente podía llegar a ser motivo de rechazo social. Pero por una cuestión de dominación y sumisión más que otra cosa. La connotación que se le da actualmente, no es la misma que en épocas pasadas. El término “homosexual” comenzó a emplearse en el s.XIX.

En Grecia y Roma, por ejemplo no estaban mal vistas las prácticas homosexuales, siempre y cuando el susodicho fuese el “activo”. En las grandes tribus vikingas también existían los homosexuales, dando igual con quien mantuvieses relaciones, siempre y cuando aportases a la tribu prole dentro de un matrimonio. Eso ha sido en casi todas las culturas un común, la necesidad de reproducción, ya fuese para mandar hijos a la guerra, el campo o simplemente cuidar de los padres cuando fuesen mayores. Mientras cumplieses esa norma, tus relaciones íntimas poco importaban. Y es que, la orientación sexual de las personas en la Antigüedad nunca fue un pecado como en siglos posteriores, sino que en muchas culturas fue aceptado y relacionado con la divinidad. Muchos de los dioses antiguos eran abiertamente bisexuales y sus relatos sobre sus conquistas eran altamente conocidas. Zeus, Poseidón o Hermes son algunos de los ejemplos en la cultura grecolatina. Además, grandes personajes de la historia como Alejandro Magno, Julio César o Adriano - algunos más reconocidos que otros -, mantuvieron estas prácticas. Por lo que podemos decir, que el sexo fue un motivo de alabanza a la vida, con estrechos lazos con el concepto de fertilidad y vida.
Alejandro Magno fue el mayor exponente de amor libre del mundo clásico. 

Como el tema es muy largo, será dividido en tres partes: Mediterráneo Antiguo, Asia Antigua y Europa del Norte con América Precolombina. Hablaremos desde los griegos y romanos, hasta los persas, chinos y japoneses. Pasando por los americanos precolombinos, vikingos, celtas y mesopotámicos. Espero que lo disfruten.
GRECIA
En la Antigua Grecia, ser homosexual no era tal y como lo conocemos hoy en día. En esa época el sexo se dividía en dominante o sumiso, fuese sexo homosexual o heterosexual. Lo importante era ser dominante, ya que la postura de ser sumido era relacionada con debilidad. Esto está íntimamente ligado al escalafón social al que se pertenecía. Lo común eran las relaciones homosexuales dentro del ámbito militar o aristocrático. Fuera de eso podían llegar a ser marginados y repudiados. Las mujeres, esclavos y personas de baja jerarquía corrían el riesgo de ser parias si se descubría su actividad.

Cerámica griega con la representación de un erástes y un erómenos. 

En cuanto a la “pederastia” en la Antigua Grecia, muchos expertos apuntan a que era una institución educativa. Dicha “tutoría” iba desde los primeros años escolares de los niños, hasta sus inicios como ciudadanos. No se dio en todas las polis este tipo de educación. Existieron ciudades donde su alto grado de belicismo provocó que se asignarán adultos, como instructores de los niños de 12 años. Ciudades como Esparta o Tebas son un ejemplo de este tipo de actividades. Famosos, fieros y temidos eran los ejércitos tebanos. Existen muchas fuentes, que relatan cómo estos ejércitos eran los más aguerridos. En parte porque eran todos amantes. La necesidad de defender a tu amante y no quedar como un cobarde delante de él era más fuerte que cualquier ejército enemigo.

Cerámica griega con la representación de un erástes y un erómenos en actitud cariñosa. 

En cuanto a la homosexualidad femenina, debemos mencionar que era vista como algo malo. Se repudiaba cualquier tipo de relación lésbica. En parte, porque creían que una de las dos debía de tomar el papel del hombre. Algo que iba contra natura para los griegos. No obstante, encontramos indicios de comportamientos parecidos a la pederastia militar entre las sacerdotisas de algunos cultos. Encontramos múltiples fuentes que atestiguan el coito entre ellas, con y sin uso de dildos. Incluso existían comunidades de mujeres, donde las prácticas sexuales eran libres. Una de las más grandes poetisas griegas y abiertamente homosexual fue Safo de Lesbos.

Pero la verdad es que la sociedad griega era patriarcal, las mujeres quedaban al margen de todo, incluso en el sexo. La vara de medir era masculina, en la belleza, la política o la guerra.


Cerámica griega con la representación de un acto sexual entre varios hombres. 

ROMA
La sociedad romana era muy parecida a la griega. Por lo que no veían mal la homosexualidad, siempre y cuando fuese en actitud activa, siendo los pasivos los esclavos o menores. Por consiguiente, el ciudadano que se dejaba penetrar era estigmatizado y era conocido como impudicus. Pese a esto, encontramos referencias como en Grecia a tutores que formaban a jóvenes soldados. Con la diferencia de que cuando al joven le salía la primera barba, dichas tutorías cesaban. Se recortaba el pelo al joven, dándole así un aspecto más varonil.
Copa Warren con la representación de un acto sexual entre dos hombres. Jerusalén, s.I d.C.


Se consideraban las relaciones lésbicas como aberrantes y el amor solo podía existir entre hombres y mujeres. Aunque encontramos indicios y fuentes en la antigüedad que atestiguan como grandes emperadores de Roma, mantuvieron relaciones homosexuales en algún momento de su vida. Julio César, Augusto, Calígula, Nerón o Trajano son solo algunos de estos nombres. Aunque debemos hacer mención especial a dos que fueron abiertamente homosexuales, Adriano y Heliogábalo. El primero, mantuvo una relación amorosa con Antínoo, un joven griego que murió durante un viaje de placer en Egipto. El segundo, mucho más controvertido, pudo haber sido uno de los primeros casos de transexualidad de la historia. Existen escritos que relatan como este emperador pedía a sus médicos que le proporcionaran órganos femeninos, e iba por palacio con vestimentas de mujer. Llegó incluso a casarse con un esclavo, denominándolo “mi rey”, y por consiguiente el su reina.
El emperador Adriano y su amante Antínoo

EGIPTO
Las relaciones en el Antiguo Egipto son bien conocidas, gracias en parte a sus frescos y grabados en diferentes tumbas. Pero, a diferencia de eso encontramos pocas fuentes que constaten las relaciones homosexuales en Egipto. La amplia cronología – casi 3000 años – de historia de Egipto, hacen difícil determinar si dichas prácticas eran o no bien vistas. Aunque todo hace indicar, que no estuvieron bien vistas por la sociedad egipcia.
Quizás como sus vecinos los griegos, de puerta para dentro pudieran hacerse lo que quisieran, ya que no existían condenas para estas prácticas, aunque en el terreno espiritual la cosa era distinta, como veremos en un rato. Posiblemente en Egipto se tuviese la misma percepción de que el activo, estaba mejor visto que el sumiso o pasivo, debido a su asociación con lo femenino. Es difícil de contrastar en parte a los múltiples significados de los jeroglíficos, dando lugar a distintas interpretaciones.  
No debemos olvidar, que al igual que las demás sociedades antiguas, existía una necesidad imperiosa de procrear y tener descendencia. El alto indicie de mortalidad infantil provocaba el rechazo ante aquellos que no quisieran o fueran fértiles.
Pese a esto, existieron grandes faraones que tuvieron relaciones homosexuales o que mantuvieron un aspecto andrógino, según algunos autores. Estos amantes fueron momificados y enterrados en posiciones claramente femeninas, reservadas únicamente para las mujeres de alto rango. Por ejemplo, alrededor de la figura de Akenatón, marido de Nefertiti y padre del famoso Tutankamón, existe un halo de misterio y ambigüedad. Por un lado, se le relacionó amorosamente con su corregente, Semenkare, representándolos en posiciones afectivas, besándose y abrazados. Aunque, esto no es 100% fiable, ya que existen muchas teorías sobre dichos comportamientos. Por otro lado, están sus representaciones. Akenatón es representado con grandes caderas e incluso senos, siendo cuanto menos curiosa esta forma de plasmar al monarca tan "andrógena".  
Relieve de Akenatón y Semenkare.

En cuanto a evidencias arqueológicas y escritas, debemos mencionar que existen algunas. El Libro de los Muertos o el mito de Horus y Seth. En ambas fuentes, se mencionan cuestiones homosexuales.
En el primero, en el capítulo 125 se hace una referencia, a un fallecido que confesaba como delito castigable su orientación sexual. Por lo que podemos deducir, que la homosexualidad no estuvo bien vista entre los egipcios. Pese a esto, existen múltiples interpretaciones, debido en parte, a los jeroglíficos.

Estatuas del faraón Akenatón con características femeninas. 

El segundo, es el mito de la contienda entre los dioses Horus y Seth. El mito cuenta como ambos se disputaban la soberanía de Egipto. Seth intentó violar al dios Horus y ambos transformados en hipopótamos comenzaron una contienda en el río Nilo. El dios Tot (dios de la sabiduría), logró calmarlos y que se reconciliaran. No sin antes Horus arrancarle el pene a Seth, y éste a su vez el ojo a Horus.

En cuanto a las evidencias arqueológicas, no podemos dejar de mencionar la Tumba de los Dos Hermanos, el Ostracón o el papiro sobre el faraón Neferkara. En cuanto a la tumba, es posiblemente la única evidencia arqueológica que constata una relación homosexual o eso creen algunos arqueólogos y egiptólogos. La tumba pertenecía a los peluqueros y encargado de la manicura del faraón. En los ricos frescos encontramos a Niankhkhnum y Khnumhotep en actitud cariñosa. Pese a esto, la otra teoría, es que solo fueron familia, ya que sus mujeres incluso están enterradas junto a ellos. Pero, para estudiosos como Dowson, Parkinson o Reeder, existen muchas evidencias de que entre ambos hubo algo más, que parentesco. Ya que para ellos, las representaciones de ambos muestran una intimidad y un afecto sin antecedentes, salvo en casos excepcionales de parejas matrimoniales de la misma etapa cronológica. 

Mastaba de Niankhkhnum y Khnumhotep

El Ostracón por su parte, es una pieza donde aparecen dos personas manteniendo sexo anal. A ciencia cierta, no se sabe si es una relación homosexual o heterosexual, debido a la escases de atributos femeninos en el dibujo. Por último, el papiro de Neferkara, relata como el faraón iba cada noche a la casa de su general Sasanet para que este saliera a las escaleras, para después literalmente “su Majestad hacia lo que quería”.
Ostracón donde presumiblemente se ve un acto sexual homoerótico. 


Bibliografía
Elizondo, C., Pérez, J. (2017): La homosexualidad en el Antiguo Egipto. XVI Jornadas Interescuelas/departamentos de Historia. Departamento de Historia. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar de Plata.
Kover, K.J. (2008): Homosexualidad en Grecia. El cobre editorial. Barcelona.
Martos, J.F. (s,f): Homosexualidad femenina en Grecia y Roma. Universidad de Málaga.
Muñoz, E. (2013): La impotencia Generandi en el matrimonio romano homosexual. Foro Nueva Época, vol.16, núm 2, pp 211-230
Orriols, M. (2009): Léxico e iconografía erótica del Antiguo Egipto. La cópula a tergo. Actas del III Congreso Ibérico de Egiptología.

Jose M Gil / Autor

Historiador, divulgador, colaborador e investigador de cultura e historia LGTB+ .

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