Heliogábalo, el emperador olvidado



Muchos emperadores romanos han sido laureados por sus hazañas bélicas o su gran gestión administrativa del Imperio. Pero no todos han sido recordados de igual forma, muchos otros como Calígula, Cómodo o Nerón son rememorados por sus atrocidades, locuras y excentricidades. Para estos malos emperadores, el Senado reservaba el peor de los castigos la damnatio memoriae. Esta práctica condenaba al olvido la memoria de aquellos enemigos de Roma. Se borraban de los registros su nombre, se prohibía mencionarlos o destruían monumentos y esculturas en honor a estos.
Este es posiblemente el motivo, junto a otros muchos, de que el emperador Heliogábalo hoy en día sea poco conocido y recordado. Además, la historiografía no ha ayudado a extender su breve mandato. Los logógrafos de la época lo tachaban de monstruo o bestia, y sus prácticas sexuales de obscenas, antinaturales, vergonzosas y asquerosas. Incluso historiógrafos más modernos lo acusaban de “psicópata sexual” o “sádico neurótico”. La verdad es que, a lo largo de los siglos se ha podido magnificar todo lo que ocurrió alrededor de este emperador. Es muy humano aumentar a peor las atrocidades o cosas malas del prójimo. No podemos saber a ciencia cierta, si todo lo que se ha relatado de Heliogábalo es real o no.
Busto de Heliogábalo.
Lo que si sabemos que los cuatro años que duró su reinado Heliogábalo prefiero darse a los placeres de la vida, antes que gobernar su Imperio. De él se ha dicho que ejerció la prostitución, practicó BDSM y sacrifico niños en honor a los dioses. Aunque lo que más se recuerda de éste, es sin duda que contrajo matrimonio con dos hombres e intentó cambiar de sexo. Fueron las mujeres de su familia, su madre, abuela y tía, las que realmente ejercieron de gobernadoras y administradoras del Imperio.  
Su historia comienza con la muerte del emperador Caracalla en el 217 d.C. Éste muere sin descendencia por lo que asciende al trono Marco Opelio Macrino, un prefecto del pretorio, desbancando así a la dinastía de los Severo. La tía de Caracalla (Julia Maesa), una cartaginesa de armas tomar, consiguió desde Siria que la legión más leal al trono, la Legio III Gallica (fundada por Julio César), se revelase contra Macrino. Tras derrocarlo impuso en el trono a su nieto de catorce años, Vario Avito Bassiano, más conocido como Heliogábalo. Lo primero que hizo éste al llegar al poder fue ejecutar a su comandante y disolver la legión que le había puesto en el trono.
Moneda con la efigie de Julia Maesa

La segunda acción que realizó fue imponer el culto a un Dios semítico de su Siria natal, Al-Gabal. Esto se debe a que él era el sumo sacerdote de dicha deidad. Durante el dominio de Macrino emperador, Heliogábalo huyó al templo de El- Gabal en Siria, llegando a ser de sobra conocido por los soldados que allí acudían. En el templo se adoraba a una piedra sagrada con forma de falo, que evoca la presencia de la deidad. Esta piedra no era sino un resto de un meteorito que simbolizaba la esencia del Dios. El gobierno de Heliogábalo, traslado la piedra a Roma y latinizó el nombre de este nuevo Dios, llamándolo Elagabalus, de ahí el nombre del emperador.
Templo de Elagabalus

Según algunos escritos, el culto a este nuevo Dios era cuanto menos curioso. El propio emperador era el encargado en realizar los cultos. Se vestía con ropajes femeninos y se colocaba en lo alto de un altar. Luego tras movimientos y roces se introducía la piedra a modo de un consolador por el recto, y obligaba a los senadores y funcionarios que presenciasen el “ritual”.
Esto no es nada comparado con lo que vendría en años sucesivos. Sabemos que Heliogábalo contrajo matrimonio con mujeres y hombres, aunque serian estos últimos los que gozarían de los favores del emperador. Se casó con una sacerdotisa vestal (algo prohibido y condenado en la época), y con dos patricias Julia Cornelia Paula y Annia Faustina. Posiblemente estos matrimonios fueran más por temas políticos que por placer, ya que Heliogábalo prefería la compañía de hombres.
Busto de Annia Faustina

Según la colección de biografías de emperadores romanos, Historia Augusta, Heliogábalo creó una legión “militar” en la que el mayor logro de estos soldados era el tamaño y envergadura de su miembro viril. Se cree que fue ahí donde conoció a sus dos maridos: Hierocles, un esclavo auriga de origen turco, y Aurelio Zotico, un atleta griego famoso en el Imperio por el tamaño de su virilidad. Zotico duró poco con el emperador, pues este lo desecho cuando su virilidad dejó de funcionar. De Hierocles por el contrario hay bastante escrito, pues la relación que mantuvo con Heliogábalo fue la más duradera y controvertida que éste tuvo. Según palabras de Dion Casio, en su Historia Romana, las palizas e infidelidades estaban a la orden del día en esta pareja:
“Dado que deseaba (Heliogábalo) tener una reputación de adúltera, en este aspecto también imitaba a la mayoría de las mujeres impúdicas, y a menudo se permitía ser pillado, a consecuencia de lo cual acostumbraba a ser violentamente reprendida por su marido (Hierocles) y golpeada hasta ponerle los ojos morados. Su afecto por este esposo no era una inclinación suave sino una pasión ardiente y firmemente asentada, más aún cuando después de este severo trato vejatorio, lo amaba aún más y deseaba coronarlo César en ese mismo instante.” Dion Casio, Historia Romana. LXXX. 15. 3-4.
Heliogábalo intentó en numerosas ocasiones que se nombrase a Hierocles emperador, para así poder ser él emperatriz. Además se jactaba de decir por la corte romana que estaba más que encantado de ser llamado amante, esposa y reina de Hierocles. Incluso mostraba los moratones que Hierocles le realizaba al Senado.
Otro tema controvertido fue el de la prostitución. Se le atribuye al emperador el ejercer el trabajo más antiguo del mundo, primero por religión – ya que lo hacía como sumo sacerdote – y segundo por placer. En otras culturas hemos podido comprobar que la prostitución sagrada era algo normal, pero en la cultura romana esto no era así. El culto a Elagabalus estaba a la orden del día, una vez al año se realizaba una procesión de la piedra fálica. Se colocaba el betilo en un carruaje que era tirado por mujeres desnudas durante el recorrido. Por si fuese poco con este culto, Heliogábalo empezó a presidir los rituales de Venus, Cibeles y Adonis, dándole una connotación aun mas sexual a sus ritos. 
Las Rosas de Heliogábalo de Lawrence Alma-Tadema

Los sacrificios humanos también son una parte oscura que aconteció durante el reinado de Heliogábalo. Se cuenta que sacrificaba a jóvenes y niños de gran belleza y de alta cuna. Con sus vísceras leía los augurios y porvenires. Esta práctica era algo normal en la Antigua Roma, aunque no con restos humanos. 
Algo poco conocido de su reinado fue que se dedicó a organizar a las prostitutas de Roma, llamándolas “compañeras de armas”. Llegando a crear hasta un ejército de prostitutas. Construyó en su palacio y en la ciudad una sauna donde ejercer la prostitución libremente. En estos sitios podía captar nuevos hombres para su “harem” particular. Además, en la corte se realizaban shows sexuales donde se practicaba sexo real. Era obligatorio asistir a estos shows, por lo que la corte entera debía presenciarlos quisieran o no. También comenzó a posar desnudo para retratos desde una habitación especialmente construida para esa actividad. Desde ella gritaba obscenidades a todo el que pasaban por su puerta o ventana. Era frecuente ver a Heliogábalo vestido de mujer ofreciendo sus servicios a su guardia pretoriana.
Algo perturbador fue que construyó una torre de oro y gemas preciosas para suicidios. Había imaginado su muerte en numerosas ocasiones, y una fue suicidándose desde una torre que había costado una fortuna construir.
Moneda con la efigie de Heliogábalo

Según la Historia Augusta, no solo le gustaba vestirse de mujer, sino que acudía a las tabernas a realizar espectáculos, como las actuales Drag Queens. En sus fiestas acudía vestido de mujer y obligaba a los asistentes que le hablasen de ella. Incluso se relata como se ofendía sino era la más bella de la fiesta. 
Pero si de algo se ha hablado de este emperador fue sobre su intento de cambio de sexo. Según Dion Casio: Llevó su obscenidad hasta tal punto que preguntó a los médicos si podían idear la manera de introducir en su cuerpo una vagina de mujer por medio de la incisión, prometiéndoles a cambio enormes sumas de dinero”. Por lo que podríamos estar ante el primer relato histórico de una petición de cirugía de resignación de sexo de la Historia. 
Su legado no fue precisamente bueno, por lo que es entendible que se le practicase la damnatio memoriae. Su final llegó cuatro años después de ascender al trono, mediante un complot de su propia abuela y tía. Sus guardas pretorianos lo asesinaron ahogándolo en una letrina, luego arrastraron su cuerpo por toda Roma para luego tirarlo al Tiber. De esta forma no podría descansar en paz en el más allá. Le sucedió al trono Alejandro Severo que fue más pacífico y conciliador que Heliogábalo.
Busto de Alejandro Severo, sucesor de Heliogábalo

En resumen, la vida de este emperador fue cuanto menos controvertida. No fue tanto su condición sexual lo que marcó su reinado, sino su forma de vivir la vida. Torres de suicidio, sacrificios humanos, prostitución, ejércitos de prostitutas o no beber de la misma copa dos veces, provocaron el rechazo de la corte, el pueblo y su propia familia. Se cree que fue durante su niñez que comenzó a ejercer la prostitución en Siria, marcándolo de por vida. Sus excentricidades le llevaron cuesta abajo hacia su trágico final, añadiendo un grano más a la caída del imperio romano. Posiblemente estemos ante el primer caso de transexualidad de la antigüedad, siendo Heliogábalo otra víctima más de la caprichosa naturaleza.
Referencias Bibliográficas:
Díaz, R (2011). “Los crímenes de Heliogábalo”. Revista Jot Down, contemporary culture swag.
González, A (2013). “¿Fue Baalbek el templo de Heliogabalo?”. El Futuro del Pasado, nº4. p. 315-338
Artaud, A (2006). “Heliogábalo o el anarquista coronado”. Editorial Argonauta. Argentina

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