La Alhambra es uno de los mayores y más
importantes monumentos de España. Es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco,
y uno de los más visitados del país (seguido de la Sagrada Familia en
Barcelona). La Alhambra fue palacio, ciudadela y fortaleza del reino nazarí de
Granada. La ocupación de la colina donde está emplazada se remonta a época
romana. Por lo que podemos decir, que el emplazamiento poseía un gran carácter
estratégico. La primera construcción comienza en el s.XIII, tras el
establecimiento del fundador de la dinastía Nazarí, Alhamar. Éste, se instaló
en la Antigua Alcazaba del Albaicín.
Tras él, vendrán diversos sultanes como
Yusuf I (1333-1354) o Muhammad V (1354-1359), que agrandarán y embellecerán con
palacios, jardines y fuentes esta primera edificación. En total, la ciudad
llegó a albergar 6 palacios nazaríes, de los cuales solo tres quedan en la
actualidad. El Palacio de Comares, el Palacio de los Leones y el Mexuar. Si
bien, este último más que un palacio, fue un conjunto de estancias destinadas
en su mayoría a la administración de justicia. En 1527, tras la conquista de
Granada por los Reyes Católicos (1492), se construye el famoso Palacio de
Carlos V. Un palacio Renacentista construido por el nieto de los Reyes Católicos.
Por todo esto, no es de extrañar que a
lo largo de los siglos la Alhambra guardase secretos y enigmas aun hoy por
descubrir.
¿De
dónde viene el nombre de la Alhambra?
Uno de estos misterios es su propio
nombre. Según los historiadores, la etimología del nombre de la Alhambra puede
deberse a dos causas. La primera y más extendida es que se llamase Alhambra por
el rojo de sus ladrillos. La palabra castellana “alhambra” significa roja. Por
lo que, su nombre en árabe podría haber sido “al-Qal’a al-hamra” o Fortaleza Roja. Otra opción, es que sea el
nombre feminizado de su primer dueño, Alhamar. En árabe su nombre es Abu-
al-Ahmar, que significa rojo, ya que este destacado rey tuvo una prominente
barba rojiza. Sea como fuera, lo que está claro es que el nombre de la Alhambra
está ligado al color rojo, ya sea por el color de sus ladrillos o por el
fundador de la dinastía nazarí.
La
ciudad del reloj
Otro de los misterios que encierran las
paredes de la Alhambra es que además de ser uno de los complejos
arquitectónicos más emblemáticos de la Península Ibérica, es que también es el
reloj solar más grande del planeta. Sus edificios y jardines están construidos
y emplazados de tal forma que se puede determinar la hora del día, dependiendo
de en que habitación se proyecto la sombra del sol. Es más, a mediodía la mitad
de las habitaciones están en penumbra, mientras que la otra mitad están soleadas.
El
Patio de los Leones
Posiblemente el mayor secreto que
alberga la Alhambra sea el significa del patio de los leones. Sus doce leones
(recién restaurados por una gran suma de dinero), han provocado múltiples
especulaciones sobre su posible significado. Unos que evoca al Mar de Bronce de
Jerusalén, y otros que representan las doce constelaciones. Además, los cuatro
extremos del patio están alineados con los puntos cardinales, por lo que esta
ultima teoría cobra más relevancia. Por último, se ha encontrado una extraña
inscripción que hace referencia al Templo de Salomón. No es de extrañar por
tanto, que la fuente y el patio fuesen un símbolo de poder del sultán, siendo
claras referencias a la fuente de la vida, los astros y los cuatro ríos del
paraíso del Corán.
La
cautiva
Existe una leyenda que narra como una
noble cristiana de nombre Isabel de Solis, fue capturada y encerrada por Mulay
Hazen en una torre de la Alhambra. Después de un tiempo de cautiverio, los
jóvenes se enamoraron, algo complicado para la época. Pero, la joven tomó la
senda musulmana y abandonó el catolicismo por amor. Tras esto, adoptaría el
nombre de Zoraida de Granada. Según se narra, la torre y estancias donde estuvo
retenida y se enamoraron ahora son conocidas como “Torre del peinador de la
Reina”.
La estancia contiene una galería
claramente renacentista, rompiendo así el esquema habitual de torres y
estancias de la Alhambra.
El
emblema del rey
Durante gran parte del recorrido por la
Alhambra, los viandantes pueden contemplar en varias estancias y localizaciones
el lema “TÂTO MOT”. Este lema se
remonta al mismísimo Alejandro Magno y su famoso nudo gordiano. Fernando el Católico,
tomó como emblema en su escudo el nudo. Según la leyenda, Alejandro Magno llegó
al templo de Gordio, donde se encontró un yugo atado con un fuerte y firme
nudo. Según la leyenda, quién lograse desatarlo sería el rey de Asia, por lo
que Alejandro Magno sacó su espada y cortando el nudo dijo “da lo mismo (tanto monta), cortar como
desatar”.
Por lo tanto, podemos decir que el lema
Tâto Motâ es una abreviación de esa mítica frase del gran conquistador. Además,
de sobra era conocida las ansias expansionalistas de Aragón hacia el Oriente,
por lo que era más que acertado el lema y las armas escogidas por el monarca
cristiano. Por otro lado, el yugo en el que está sujeto el nudo, forma la letra
Y, inicial de Isabel la Católica. Por lo que, unido al otro emblema de las
flechas anudadas que formaban la F de Fernando, son los símbolos de los reyes
católicos que hoy podemos contemplar en distintas ciudades de la corona de
Aragón y Castilla.
Los
pasadizos ocultos
¿Sabías que existen más de 16 kilómetros
de túneles y pasadizos debajo de la Alhambra? Más de un centenar de pasajes se
esconden bajo la Alhambra. Muchos de los expertos y estudiosos creen la
posibilidad, de que existiera una mina de oro romana secreta tras la colonia de
este monumento granadino.
Por lo que, muchos de estos túneles
plausiblemente fueron creados para explotar este mineral. Además, se sabe que
muchos otros pasadizos fueron construidos exclusivamente para la huida del
califa y su familia, en caso de ataque o invasión enemiga.
La
matanza
Según algunos escritos, la estancia
situada al lado del patio de los Leones denominada de “los Abencerrajes” fue
lugar de una cruel y sanguinaria matanza. Según los historiadores, la familia
de los Abencerrajes era propensa a las revueltas y sobre todo a las traiciones.
Según los textos, Mulay Hazen, el mismo que encerró y conquistó a la noble
cristiana anteriormente mencionada, descubrió a un miembro de esta familia
escalando los muros de la Alhambra para poder ver a su amada. Casualmente,
dicha joven pertenecía a la familia real granadina. Algo así como los Romeo y
Julieta nazaríes.
Al igual que en la novela de
Shakespeare, el romance acabaría en tragedia. El sultán, vio como una afrenta
al honor de su familia este hecho, por lo que ajustició a 36 miembros de la familia
Abencerrajes cortándoles la cabeza en la sala que hoy lleva su nombre. Según la
leyenda, la grifería y los surtidores de agua quedaron completamente manchados
de la sangre de esta familia y a día de hoy todavía no se ha podido limpiar.
Último
reposo de la reina
Si en la actualidad queda más que
patente la belleza de la Alhambra, en el s.XV y XVI, posiblemente fuese mayor
si cabe. Por tanto, no es de extrañar que reyes y monarcas se enamorasen de
este complejo e incluso pidiesen ser enterrados dentro de sus muros. Este es el
caso de una reina, posiblemente la más grande que tuvo España, Isabel de
Castilla, la reina Católica.
Corría el año 1504, cuando la reina
Isabel de Trastámara estando en su lecho de muerte, dejo por escrito en su
testamento ser enterrada en Granada. El texto dice así: “quiero e mando que
mi cuerpo sea sepultado en el Monasterio de San Francisco, que es en la
Alhambra de la Cibdad de Granada, siendo Religiosos o Religiosas de la dicha
Orden, vestida en el hábito Pobre de San Francisco, en una sepultura baxa que
no tenga bulto aguno, salvo una losa baxa en el suelo, llana, con sus letras
esculpidas en ella”.
Tras su muerte, el cortejo fúnebre con
el cuerpo de la reina partió desde Medina del Campo, rumbo a Granada. Según los
diversos relatos, la travesía fue complicada. Tormentas de agua y nieve,
caminos intransitables por las subidas de las aguas o el propio ataúd, tan
pesado, dificultaron el viaje hacia la ciudad nazarí. Pero, tras casi un mes de
viaje, el cuerpo de la reina llegó a su destino. Su cuerpo fue sepultado en una
oquedad frente al altar de la capilla del Convento de los Franciscanos, antigua Capilla Real
Mora de la Alhambra. El rey Fernando el Católico también fue
enterrado en el mismo lugar, aunque hubiera contraído segundas nupcias. Ambos
monarcas dispusieron ser enterrados juntos y en el mismo lugar.
Años después, en 1521 el nieto de los
reyes, el emperador Carlos V decidió trasladar los restos a la Capilla Real, construida
en un aledaño de la Catedral granadina. Desde ese momento y hasta ahora, los
monarcas reposan juntos en la capilla.
En resumen, podemos decir que la Alhambra alberga miles de secretos y misterios aun por descubrir. Después de tantos siglos es imposible en pie, es imposible conocer todo lo acontecido entre sus paredes, pero gracias a la labor de los arqueólogos, investigadores e historiadores, poco a poco sale a la luz toda la gran historia de este complejo arquitectónico tan impresionante.
Nada tiene que envidiar a las antiguas maravillas del mundo e incluso a las modernas. Su jardines, palacios y patios son de tal belleza que visitantes, ricos o pobres quedan maravillados. No es de extrañar que sea uno de los monumentos más visitados de España y uno de los grandes reclamos de España.
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