Grandes mujeres de la Antigüedad. Artemisia I de Caria, la tirana de Halicarnaso

Jose M Gil


En la mente siempre tenemos la idea de que la mujer griega vivió recluida dentro de la casa y que solo sirvió para concebir hijos o las labores del hogar. No es incierto esta afirmación, en cierta forma. Sabemos que existieron mujeres fuertes, aguerridas y que lucharon codo con codo junto a los hombres. Pero esto, se alejaba mucho del ideal de mujer que tenían los griegos. Es el caso de Artemisia de Halicarnaso, una reina guerrera que combatió las fuerzas griegas durante la expansión persa. 

Reina tirana

La vida de Artemisia no fue fácil, nació en el seno de una gran familia con poder y prestigio hacia el s.V a.C. Su padre fue el rey de Halicarnaso y su madre una noble cretense. Halicarnaso estuvo situada donde la actual Bodrum, Turquía, siendo la capital de la satrapía de Caria. Nació durante el mandato del rey persa Darío. Según fuentes sabemos que Artemisia se casó, aunque desconocemos el nombre del marido. Eso sí, con él engendró un hijo y al morir su joven esposo, seria Artemisia quien ocupara el trono como regente hasta la mayoría de edad de su hijo.
Fig. 1. Estatua de Artemisia de Halicarnaso

Para muchos griegos de la época ver a Artemisia, una mujer, comandar las tropas de Halicarnaso fue cuanto menos controvertido. Muchos historiadores de la época como Heródoto, la describieron entre asombro y gran admiración. Este autor, escribió largo y tendido sobre la reina pues estuvo exiliado en Halicarnaso durante una temporada. En sus textos describe a una reina guerrera, astuta y sobre todo valiente. No se quebrantaba ni doblegaba ante nadie. Sus navíos fueron de los más temidos en el Egeo.  Pero no solo fue reina, sino que además fue una de las más cercanas consejeras del rey persa Jerjes. 


Batalla de Salamina

Posiblemente su papel más destacado fuese durante la Batalla de Salamina, donde combatió contra las fuerzas griegas. Como buena guerrera, aconsejó al rey persa no combatir por mar contra los griegos. Sabiendo muy bien, que los griegos eran expertos marinos y que su gran fuerte eran las batallas navales. Según recogen los textos, Artemisia convenció a Jerjes de no combatir por mar mediante este discurso:
 Reserva tus naves y no libres un combate naval, pues, por mar, nuestros enemigos son tan superiores a tus tropas como lo son los hombres a las mujeres. Además ¿por qué tienes que correr a toda costa riesgos en enfrentamientos navales? ¿No eres dueño de Atenas, por cuya conquista emprendiste la expedición? ¿No eres dueño, asimismo, del resto de Grecia? Nadie te ofrece resistencia; y quienes lo han hecho han acabado tal y como merecían.
Fig.. 2. Artemisia I en la Batalla de Salamina. 

Para muchos entendidos estas últimas palabras se refieren a los 300 espartanos que perecieron en el paso de las Termópilas a manos de las tropas persas. No debemos olvidar, que los espartanos de Leónidas fueron masacrados por Jerjes en un intento de parar la expansión persa por el Peloponeso.
Pese a todo, la batalla contra los griegos fue por mar. Algo que temía Artemisia sobre todas las cosas. Aun así, combatió contra los griegos, comandando sus barcos.
La lucha sucedió en la isla de Salamina, donde la reina mostró su sangre fría y temperamento agresivo que le valieron su fama. Fue tal el renombre que tenía, que incluso los griegos pusieron precio a su cabeza. Nada más y nada menos, que diez mil dracmas por su captura con vida. Pausanias, escribió en “Viaje a Grecia” que en Esparta existía una estatua de Artemisia junto a otras de otros enemigos, a modo de listado.
Fig. 3. Batalla de Salamina de Wilhelm von Kaulbach (1868).

Cuando hemos mencionado su agresividad, nos referíamos al modo en como combatió en Salamina. Sabemos, que llegó a derribar naves aliadas para poder escapar del asedio griego. Matando en el proceso a reyes y soldados de ciudades aliadas de Jerjes. Esto no fue sino una estratagema. Según los relatos, intentó hacer creer que su nave era una nave aliada, en múltiples ocasiones. Por tanto, la estrategia y la astucia de la reina tirana fue indiscutible y temida. Siendo algo poco común para los griegos, acostumbrados a las mujeres florero que solían tener.
Pese a todo, tal y como ella había predicho las tropas griegas ganaron en Salamina. De esta forma, el rey Jerjes tuvo que tomar una decisión, volviendo a pedir consejo a la reina de Halicarnaso. Artemisia, en esta ocasión recomendó al monarca la retirada a su reino, Dejando en manos de otro general la conquista del Peloponeso. El rey persa no lo dudó y a cambio le encomendó viajar a Éfeso con sus hijos bastardos y protegerlos.
Este hecho, solo hace refutar la confianza que tenia el monarca en Artemisia. Una mujer que logró equipararse a los hombres en un juego puramente masculino, de guerra, sangre y honor.
      
Legado y muerte

Pero todo no fue sangre y guerra. Tras su muerte hacia finales del s.V a.C., mucho se ha escrito de ella. Si poco se sabe de su vida, menos aun de su muerte. Existen muchas leyendas entorno a como murió y el motivo.
Fig. 4. Moneda de Caria con la efigie de Artemisia.

Hacia el s.II a.C. el escritor Tolomeo Hefestión narró en su libro “Nueva Historia” como la reina se suicidaba por amor. La historia era la siguiente. Artemisia se enamoró de un joven de Abidos llamado Dardano. Este no la correspondía, por lo que la reina indignada y aireada mandó sacarle los ojos. Al darse cuenta de lo que había hecho, desconsolada por los remordimientos se suicidó tirándose desde lo alto del Leúcade.
Este peñasco es mítico en la cultura helena puesto que, según el mito allí se encontraba erigido un templo en honor a Apolo. La leyenda cuenta que desde ahí se arrojaban al mar los enamorados caídos en desgracia.
En realidad, poco o nada sabemos de lo que ocurrió con la reina tras su llegada a Halicarnaso después Salamina. No hay escritos más allá de fabulas y leyendas, ni nada sobre como murió o donde. Aunque lo que si sabemos, es que su dinastía y legado continuó durante muchas generaciones. Siendo un gran ejemplo de su legado la reina Artemisia II de Halicarnaso.
Fig. 5. Retrato de Artemisia II de Halicarnaso

De ella podemos decir muchas cosas, aunque lo más destacable fue el monumento funerario erigido para su amado Mausolo. Fue de tal belleza y grandiosidad que llegó a ser considerado una de las sietes maravillas del mundo Antiguo, el Mausoleo de Halicarnaso. De hecho, de ahí proviene la palabra “mausoleo” que significa “sepulcro magnífico y suntuoso”. Tras un gran terremoto quedó completamente destruido, aunque no del todo olvidado y perdido. Sus piedras se reutilizaron en la construcción del templo del gran maestre de la orden de los Caballeros de Rodas.
Fig. 6. Reconstrucción idealizada del Mausoleo de Halicarnaso.  

Artemisia en el cine


La figura de Artemisia fue tal, que además de escribir sobre ella, la hemos podido ver en la gran pantalla. La primera película que menciona la vida de Artemisia fue rodada en 1962, titulada “El león de Esparta”. En esta película la reina de Halicarnaso estuvo representada por Anne Wakefield. Aunque estéticamente es preciosa, la forma en la que tratan a la reina no es la más correcta. No será hasta décadas después que podamos ver una Artemisia guerrera y valiente. Concretamente en la película titulada “300: El origen de un Imperio” (2014).
Fig. 7. Anne Wakefield en El León de Esparta. 

En esta película (un despropósito histórico), Artemisia es interpretada por la magnífica y siempre espectacular Eva Green. Omitiré todos los datos históricos erróneos, para centrarme en la figura de la reina.
Fig. 8. Eva Green como Artemisia I de Caria.

En cuanto a su personalidad, posiblemente sea bastante fiel a los relatos que hay sobre ella. Se la caracteriza como una mujer fuerte, astuta y luchadora, que no dudaba en matar a sangre fría. Las escenas de lucha casan muy bien con lo que podría haber sido la vida de Artemisia. Incluso, se hace algo de mención al mito de su “enamoramiento”, mediante la obsesión que tiene por el personaje de Themistokles. Parecido a lo que se cuenta sobre ella y Dardano.
La realidad es, que la película no es un relato histórico fidedigno, pero fue fiel a la figura de la reina al menos. Una reina que luchó codo con codo con hombres en un mundo donde las mujeres no podían llegar a esas esferas. Una mujer que consiguió el respeto y la confianza de un monarca que se consideraba casi un dio, llegando a incluso a manipularlo a su antojo. Una tirana que reinó con mano de hierro y logró escribir el nombre de Halicarnaso en los anales de la historia. En resumen, una gran mujer que al igual que la diosa Artemisa, de donde proviene su nombre, fue astuta, inteligente, apasionada y luchadora como las amazonas de los mitos, como lo fue ella, un gran mito.  
Fig. 9. Fragmento de "300: El origen de un Imperio" con Eva Green como Artemisia. 

Bibliografía


Mayor, T (2014): “Artemisia I, tirana de Halicarnaso” en Revista de Claseshistoria. Publicación digital de Historia y Ciencias Sociales, nº417.

Jose M Gil / Autor

Historiador, divulgador, colaborador e investigador de cultura e historia LGTB+ .

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