Federico García Lorca. Vida, obra y muerte de un maestro




Hace unas semanas se cumplía casi un siglo de la muerte de Federico García Lorca (fig. 1). El 18 de agosto de 1936 era ejecutado en el camino que va desde Viznar, a Alfacar. Sus horas previas, hoy son conocidas por todos. Pero, hagamos memoria de su vida, una vida cargada de sueños, alegría y poesía, mucha poesía.
Fig. 1. Fotografía del pequeño Federico García Lorca. 

Nació en Fuente Vaqueros el 5 de junio de 1898 en circunstancias críticas para España. Ese mismo año, EEUU había declarado la guerra al país, tras la explosión del submarino Maine en Cuba. Esto provocó la pérdida del último bastión español en ultramar, con la consiguiente vergüenza para todo el país.
Federico vivió tranquilo y feliz durante sus primeros años, hasta que en 1909 su familia se mudó a la capital granadina (fig. 2). Desde su tierna infancia se familiarizó con la poesía, gracias en parte a su tío abuelo Baldomero, el cual escribía poesía y tenía dotes musicales. En cuanto a las mujeres de la familia, muchas fueron dadas a las artes. Además, gozaban de originalidad y perspicacia. Su abuela, compartía su pasión por la literatura. Solía leer en voz alta poemas de sus artistas favoritos, Espronceda, Zorrilla, Víctor Hugo o Bécquer, entre otros. Si bien es cierto, que durante su adolescencia Lorca se interesó más por la música que por la literatura, acabaría entrando en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Sería durante esta etapa que comenzaría a participar en las tertulias del café Alameda. Durante su estancia en la universidad viajó por distintas ciudades españolas con gran encanto y belleza, como Ronda, Baeza, Córdoba o Galicia. Posiblemente, fuesen estos viajes lo que despertaron el gusanillo literario del joven.
Fig. 2. Foto de la familia de Federico García Lorca.

En 1919 se traslada a Madrid junto a alguno de sus compañeros para seguir sus estudios en la Residencia de Estudiantes. En esos momentos, la residencia estaba llena de intelectuales de la talla de Einstein o Curie, entre otros. Durante esos años, se le relacionó con otros intelectuales y escritores de la talla de Alberti, Buñuel o Dalí. Sería con este último con el que mantendría un amor imposible. Según Ian Gibson, Lorca se enamoró perdidamente de Dalí, pero este se resistió por miedo a ser señalado como gay en la residencia (fig. 3). Pese a esto, han llegado hasta nuestros días cartas entre ambos, cargadas de cariño, pasión, y sensualidad. Además, serán durante esos años que publique su primer poemario “Libro de Poemas” y su primera obra de teatro “El maleficio de la mariposa”.
Fig. 3.  Distintas fotografías de Lorca y Dalí a lo largo de su vida. 

Durante los siguientes años regresaría en varias ocasiones a Granada, llegando incluso a conocer al mítico Manuel de Falla con el que mantendría una buena amistad. En diciembre de 1927, se reuniría, con los que hoy conocemos como la “Generación del 27”, en Sevilla para honrar la muerte de Góngora. En la Sociedad Económica de Amigos del País se reunieron, nada más y nada menos, que Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Vicente Aleixandre y Jorge Guillén. El grupo se caracterizó por mezclar la poesía tradicional con los movimientos sociales.
Varios años después, Lorca viajaría a New York con su amigo Fernando de los Ríos, en el Olympic (barco hermano del trágico Titanic). Se quedó impactado con la ciudad, llegándola a catalogar como una ciudad de “alambre y muerte”. Llegó a plasmar sus impresiones de la ciudad en “Poeta en New York”.
Fotografía de Lorca.

Poco después de volver a España, se instaura la II República y codirige junto a Eduardo Ugarte, “la Barraca”. La función, bajaría el telón por última vez con el estallido de la Guerra Civil en el 36. Pese a todo, en 1933 Lorca vería como su obra “Bodas de Sangre” se estrenaba en Buenos Aires, de la mano de la compañía de Lola Membrives con gran éxito de público y crítica.
Su fin, no estaba lejos. Los embajadores de México y Colombia le ofrecieron asilo una vez estallada la guerra, pero los rechazó. En mayo de 1936 un periódico madrileño publicó una breve reseña de los proyectos de Lorca. Por un lado, había terminado “La casa de Bernarda Alba”. Por otro, estaba casi terminada una comedia sobre temas políticos y trabajaba en una nueva obra de teatro llamada “Los sueños de mi prima Aurelia”. Por lo que, estaba lleno de proyectos y obras por terminar, pero la situación en Madrid era cada vez más insostenible y los vientos de guerra comenzaban a soplar.
Pese a que Lorca se declaraba católico, monárquico, libertario, tradicional, comunista y anarquista sufrió los ataques de los conservadores. En parte por su amistad con Fernando de los Ríos, ministro socialista. Intuyendo lo que se avecinaba, viajó a Granada para estar con los suyos. Llegó a San Vicente el 14 de julio y el 17 estallaría la Guerra Civil. Tres días bastaron para que Granada cayera ante los sublevados, por lo que Lorca decidió alojarse con la familia del poeta Luis Rosales, en el centro de la capital granadina. La elección se debió a la unión de esta familia con la Falange, de esta forma pensó que estaría a salvo. Pero, a pesar de esto el 16 de agosto se presentó la Guardia Civil en el domicilio para trasladarlo al Gobierno civil de Granada. Entre los cargos contra el poeta, figuraban los de ser espía de los rusos, comunista y socialista e incluso de pertenecer a la logia masónica de Granada. Además, el informe aseguraba que era secretario de Fernando de Ríos y homosexual. Todo estos “delitos” lo llevaron a la muerte (fig. 4).
Fig. 4.  Fotografía de Federico García Lorca.

Hoy en día, se desconoce el lugar donde fue enterrado el poeta, el cual fue enterrado junto a dos toreros y un maestro. El lugar del asesinato, la carretera entre Viznar y Alfacar es la ubicación más plausible para la localización de la fosa. Pero, aun sigue siendo una incógnita el lugar de descanso de Lorca. Lo que si es cierto, es que nos dejó un legado inmensurable. Sus letras viajaron por todo el planeta. Camarón prestó su voz para que sus poemas fueran mundialmente conocidos. Y programas de televisión como el Ministerio del Tiempo, honran su memoria con capítulos llenos de emoción y sensibilidad. El maestro nos abandonó pronto, pero su legado perdurará para siempre gracias a sus poemas y letras. 

Bibliografía
Gibson, I. (1998): Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca (1898-1936). Plaza & Janés.




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