Los pueblos del mar. ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿A dónde fueron?




Por primera vez en el blog, traemos un artículo escrito en su mayoría por otro autor. En este caso, es un placer mostraros un fragmento del TFG del historiador Adrián Barba Segundo, tutorizado por la arqueóloga, investigadora y profesora de la Universidad de Cádiz, Doña Alicia Arévalo González, titulado “Los pueblos del mar. Balance y perspectivas de investigación”. Antes que todo, quisiera agradecer al autor que ceda su trabajo, para que todos podamos disfrutar y conocer los pueblos del mar.
Contexto histórico y factores clave de la migración
La historia de los pueblos del mar, surge por un grupo de pueblos de la Edad de Bronce que migraron hacia el Próximo Oriente en torno al 1200 a.C. La mayoría de los autores, toman como referencia la Batalla de Qadesh en el 1285 a.C., como punto de partida de esta migración multitudinaria. Aunque, debemos pensar que el colapso de la civilización micénica, junto al declive de la hitita, provocaron una Edad Oscura, que repercutió sobre manera en la dispersión de distintos pueblos provenientes de la costa.
La Batalla de Qadesh en 1285 a.C. es el resultado de muchos años de conflicto entre hititas y egipcios. Los antecesores de Ramsés II habían ido perdiendo poder en la franja sirio-palestina. El nuevo faraón se dispuso a recuperar el poder perdido y a llevar a cabo una penetración hasta el Imperio Hitita. Aunque la batalla fue narrada como una victoria por parte de Ramsés II, la verdad es que fue un empate técnico o incluso una leve victoria hitita (fig. 1). En cualquier caso este enfrentamiento puso fin a la campaña de Ramsés II, a las fricciones entre egipcios e hititas y fijó definitivamente las zonas de influencia en la región de ambas potencias. Tras el enfrentamiento, tuvo lugar un tratado de paz firmado en 1269 a.C. entre las dos naciones con diversos puntos, como pacto de no agresión y ayuda mutua, o extradición de enemigos públicos.
Después de años de fricción, los grandes enemigos se habían convertido en aliados con un pacto que nunca se rompería en un futuro. Esto trajo una etapa de paz en la que el comercio floreció por todo el Mediterráneo Oriental.
Fig. 1. Ramsés II en la batalla de Qadeshbajorrelieve en el templo de Abu Simbel.

Otro factor a tener en cuenta en la migración fue el declive micénico. La economía micénica dependía en exceso de un poder central que controlara las importaciones y las exportaciones. Este sistema económico necesitaba exportar cerámica e importar alimentos, así como otros bienes para seguir adelante. Era un sistema bastante delicado, en el que había muchos factores relacionados.
La causa del desastre en Grecia la encontramos en los propios pueblos griegos. Cuando la inestabilidad llegó a Anatolia, a Chipre y a Ugarit, y la falta de metales se hizo patente, el sistema económico micénico empezó a tambalearse. Recordemos que la tierra de Grecia continental no era apta para el cultivo y la cría de caballos, ya que es más bien escasa. La razón anterior unida al derrumbamiento progresivo del sistema económico hizo estallar guerras internas entre las ciudades micénicas. La mayoría de las ciudades importantes, como Pilos y Micenas, fueron destruidas, en cambio otras como Atenas, salieron indemnes (fig. 2). Parece ser que la zona del Ática fue la que salió mejor parada de estas revueltas internas. Los palacios micénicos dejaron de tener sentido en el momento en el que la economía cambió. Muchas regiones se abandonaron a la economía de subsistencia. La escritura prácticamente se abandonó y Grecia se sumergió en la conocida como la Edad Oscura.
Fig. 2. Puerta de los leones, Micenas. 

Muchos de estos descendientes micénicos, y probablemente las antiguas élites gobernantes, se dedicaron a ganarse la vida mediante el saqueo y la piratería. No sabemos hasta dónde llegaron estos descendientes de la cultura micénica pero es casi seguro que zonas de Anatolia y de Chipre fueran presas de sus objetivos. Tribus como las de Ekwesh o los Lukka (piratas y corsarios), comenzaron a realizar saqueos sistemáticos. Posiblemente, muchos de ellos fueran descendientes micénicos. Estos actores, influyeron en la desestabilización final de Chipre, Ugarit y Anatolia. No es de extrañar por tanto, que las poblaciones de Chipre se trasladasen hacia el interior de la isla, ya que estaban viviendo una época en la que pueblos venidos del mar efectuaban saqueos de manera periódica. Algunos de estos micénicos obligados a dejar Grecia por razones económicas se asentaron en Chipre, ya que es en esta época cuando el griego se empieza a utilizar en la isla.
En cuanto las regiones del Mediterráneo fueron perdiendo riqueza, las acciones de estos pueblos fueron decayendo poco a poco hasta las etapas más tranquilas y mejor conocidas de la Edad del Hierro (fig. 3).
Fig. 3. Mapa con las distintas civilizaciones que se vieron involucradas en la migración de los pueblos del mar. 

Fuentes escritas y arqueológicas
Existen pocos documentos de quienes eran los pueblos del mar. Además, los pocos textos hallados cuentan una historia parcial de los acontecimientos que llevaron a estos pueblos a migrar. La mayoría de la documentación escrita encontrada se trata de correspondencia entre los gobernantes de las diferentes regiones.
La primera de las fuentes corresponde a una carta del rey de Alashiya (Chipre) a Hammurabi II, aparentemente el último rey de Ugarit:
“Esto dice el rey a Hammurabi, rey de Ugarit. Salud, que los dioses te conserven sano. Lo que me has escrito ‘se ha divisado en el mar al enemigo navegando’. Bien, ahora, incluso si es cierto que se han visto barcos enemigos, mantente firme. En efecto, acerca de tus tropas, tus carros, ¿Dónde están situados? ¿Están situados a mano o no? ¿Quién te presiona tras el enemigo? Fortifica tus ciudades, establece en ellas tus tropas y carros y espera al enemigo con pie firme.” (RS L.1, tomado de Alvar, 1989, 28).
No sabemos si el mensaje que previamente envía Hammurabi es solo un aviso o una petición de ayuda, puesto que no se ha encontrado. Lo que está claro, es que si es una petición de ayuda, Alashiya se la niega y se sorprende de que no sea capaz de repeler al enemigo. Afortunadamente tenemos la respuesta de Hammurabi II al rey de Alashiya:
“Al rey de Alashiya, Mi padre, esto dice el rey de Ugarit, su hijo. Me postro a los pies de mi padre. Salud a mi padre, a tu casa, tus esposas, tus tropas, a todo lo que pertenece al rey de Alashiya, mucha, mucha salud. Mi padre, los barcos enemigos ya han estado aquí, han prendido fuego a mis ciudades y han causado grave daño en el país. Mi padre, ¿No sabías que todas mis tropas estaban situadas en el país hitita, y que todos mis barcos se encontraban aún en el país de Lukka y todavía no han regresado? De este modo, el país está abandonado a su propia suerte… Que mi padre sepa que siete barcos enemigos han venido y ocasionado gran daño. Si en adelante hay más barcos comunícamelo para que pueda decidir qué hacer.” (RS 20.238, tomado de Alvar, 1989, 28).
Este segundo texto ya nos da algunos datos sobre los acontecimientos que estaban teniendo lugar. Recordemos, que Ugarit estuvo bajo la esfera hitita al menos desde la batalla de Qadesh. Parece ser que en el momento de la carta esta situación se mantenía, puesto que las tropas ugaríticas estaban en el país Hitita. Por lo tanto es más que probable que el Imperio Hitita ya estuviese en apuros, como para pedir ayuda a su vasallo. Ya hemos mencionado que los Lukka eran conocidos como buenos marineros y temibles piratas. Que los barcos de Hammurabi II estén en el país de Lukka nos podría indicar un conflicto con ellos.
En lo referente a Egipto, hemos de decir que ya se encontraba bajo la amenaza de los libios años antes de la crisis, durante el reinado de Merneptah, en 1220 a.C. Al parecer los libios intentaron la invasión de Egipto con el propósito de instalarse. El presente texto muestra que el faraón salió victorioso:
“El desdichado jefe de Libia, con el corazón paralizado, encogido por el miedo, se detuvo y se arrodilló, dejando en el suelo detrás de sí su arco, su aljaba y sus sandalias”. (Inscripción en Karnak llamada “Estela de la Victoria” o “Estela de Israel”, tomada de Sandars, 2005, 111).
Si bien el texto es anterior a la crisis propiamente dicha, ya empezamos a ver inestabilidad en las fronteras de Egipto. Además, existen otros documentos que aseguran que Egipto sufrió invasiones tanto por mar, como por tierra por parte de distintos pueblos. Esto nos lleva directamente a una teoría cada vez más extendida entre los investigadores e historiadores de los pueblos del mar. Y es que, existieron pueblos del mar y pueblos nómadas provenientes de tierra firma. Una de las mayores defensoras de esta teoría es Michal Artzy.
Afortunadamente algunos pueblos del mar, dejaron su huella en representaciones figuradas (fig. 4). Una de ellas es la realizada en el Peñón del Carmelo, cerca del yacimiento de la ciudad de Tel Nami, estudiada por Artzy. Tel Nami era una de las ciudades con un comercio floreciente en el siglo XIII en la zona sur de Palestina. En este lugar los marineros solían dejar huella en la roca de situaciones cotidianas u objetos relacionados con su vida diaria, entre ellas los barcos que usaban. Se trataba de marineros y no de artistas por lo que aparecen de manera esquemática. Lo que llama la atención de este asunto es que muchos de los navíos representados por estos nómadas del mar, se parecen mucho a los barcos de los Pueblos del Mar de Medinet Habu.
Fig. 4. Represetación de una embarcación encontrada en el Peñón del Carmelo, a poca distancia del Tel Nami.

Los "nómadas de tierra"
Ya hemos visto en la situación inmediatamente anterior a la crisis cómo muchas naciones presentaban problemas en potencia que aún no habían estallado. Para Artzy el principal problema, sobre todo en la costa sirio-palestina, era la dependencia de “mercenarios”. Puede que una de las razones de este modelo sea la falta de peso demográfico en ciudades de primer orden. Un ejemplo fácil lo tenemos en Ugarit, la cual hemos visto que necesitaba de mercenarios para contar con un poder militar fuerte. De igual modo, los navegantes expertos y que contasen con naves serían los encargados de transportar las mercancías de los comerciantes de la costas siria y palestina. Si una sociedad confía su economía y su defensa a grupos ajenos a ella, es posible que en momentos de crisis esos dos pilares se derrumben. La mayoría de estos intermediarios pertenecían a clases marginales y sus trabajos eran vistos con malos ojos.
En lo que concierne a los “nómadas de la tierra”, se trata del conjunto de diferentes pueblos de la costa y de más al interior. Estos pueblos generalmente se dedicaban al pastoreo y su industria es más o menos testimonial. La importancia de estos viene en que podían controlar fácilmente las rutas comerciales entre la costa y el interior. Sin duda eran capaces de aprovechar su situación y beneficiarse de ello. También constituían un enlace entre dos tipos de sociedades alejadas: las nómadas y las sedentarias de las grandes ciudades. Su modo de vida era diferente y no contaban con complejas estructuras de estado. Entre estos pueblos encontramos algunos famosos como los amurru y los israelitas.
Pero, los pueblos realmente protagonistas fueron los provenientes del mar. Ya que, cuando los poderes estatales se volvieron débiles y la situación económica fue mala, cobraron protagonismo y siguieron beneficiándose de una manera o de otra (fig. 5). Si la situación era buena, los que transportaban mercancías por mar podían pasar a ser comerciantes propios con gran poder. Si la situación era mala, podían convertirse en temibles piratas. Un ejemplo de esto lo encontramos en los Lukka, los cuales eran los encargados de realizar las transacciones comerciales del Imperio Hitita en un momento, y luego pasaron a ser uno de los pueblos piratas y saqueadores más famosos de la región. En tierra pasa exactamente lo mismo. Los pueblos nómadas que controlan las vías comerciales del interior podían convertirse en asaltadores de las caravanas que pasaban por ellas, o todo lo contrario. Como estamos viendo, la gran dependencia de mercenarios y nómadas fue el gran talón de Aquiles para las sociedades de este periodo. Poco a poco el Mediterráneo oriental tuvo suficientes problemas internos, como para colapsarse por sí solo.
Fig. 5. Recreación de una posible enfrentamiento provocado por los pueblos del mar. 

¿Quiénes eran los pueblos del mar?
No podemos concluir este análisis de los pueblos del mar, sin mencionar algunos de ello, y ver dónde acabaron y, en los casos que se pueda, ver de dónde vinieron.
Shardana
No hay consenso ni afirmaciones claras sobre su origen ni sobre su destino. Todo parece indicar, según Artzy, que habrían sido un pueblo de mercenarios sin un claro territorio propio. Aparecen en el ataque libio que repelió el rey Merneptah, en la Batalla de Qadesh y en los ataques contra Ramsés III.
En lo que sí se viene insistiendo desde las investigaciones del siglo pasado es en algún tipo de relación de los shardana con la isla de Cerdeña. Si bien es cierto, que todos coinciden en que no hay pruebas y que solo es una coincidencia lingüística.
Lukka
Alvar en su obra, menciona que su territorio es incierto, situándolo al norte de Anatolia. Sin embargo los escritos más recientes no dudan en situarlos en la región de Lidia. Su fama de navegantes y piratas era conocida. Por otro lado, el que la región de Lidia tome el nombre de los lukka puede indicar que no se desplazaron, y que siguieron viviendo más o menos en el mismo lugar.
Teresh
Los teresh son uno de los pueblos con origen y destino incierto. La mayoría de las obras los relacionan con algún punto del extremo occidental de Anatolia. Alvar avisa de la insistencia de los investigadores por relacionar a los teresh con los etruscos y así dar veracidad a los textos de Heródoto en los que dice que los etruscos procedían de Anatolia para acabar en Italia. Nuevamente nos encontramos con que los indicios más fuertes se basan en la coincidencia lingüística.
Tjeker
De los tjeker no sabemos su origen pero sí su destino final entre Egipto y la ciudad de Biblos. Esto es conocido gracias al Informe de Unamón. Este escrito es un informe en el que el protagonista realiza un viaje entre Egipto y Biblos alrededor del año 1100 a.C. y en el que por el camino es asaltado por los tjeker, los cuales eran dados a la práctica de la piratería. Como no hay datos sobre el origen de este pueblo, no podemos asegurar si ya estaban asentados en ese terreno o si lo hicieron tras la crisis.
Denyen
Los denyen son un pueblo sobre el que hay muchas teorías. Su lugar de origen casi con seguridad se situaría entre Ugarit y el río Orontes, ya que una carta egipcia menciona la “tierra de Danua” muy cerca al norte de Ugarit, en la región de Hatay. Los autores coinciden en la teoría de que se estableciesen al sur de Palestina junto a los tjeker y los filisteos.
Ekwesh
Los ekwesh son un pueblo bastante controvertido para los investigadores ya que apenas se sabe nada sobre ellos. Se les ha relacionado con una parte de los Aqueos que hubiesen vivido en el Egeo oriental. Nuevamente se basan en un parecido lingüístico. Se les ha llegado a relacionar con los aqueos que destruyeron Troya o con aqueos que se instalaron en el extremo oeste de Anatolia.
Shekelesh
Los shekelesh no escapan tampoco a las hipótesis que relacionan a estos pueblos con diferentes lugares por parecidos lingüísticos. En este caso algunos los relacionan con Sicilia, isla que sería hipotéticamente su destino final. Tanto los shekelesh como los shardana no han dejado huellas aparentes de su llegada a estos lugares, lo que hace que estas teorías estén fundamentadas únicamete en los parecidos en los nombres.
Peleset
Junto a los tjeker se instalaron en Palestina, a la que dieron su nombre. En la Biblia son conocidos como filisteos, nombre que quizás nos resulte más familiar. Se hicieron dueños y señores de la región hasta varios siglos más tarde. Su origen, sin embargo, es incierto. En la Biblia se menciona que vienen de Kaftor, de situación desconocida. A veces se relaciona a Kaftor con Creta pero no se puede afirmar nada.
Conclusión
Como conclusión, el conjunto de destrucciones y el atraso del mundo mediterráneo, se debe más a factores internos que externos. El Imperio Hitita desapareció por su estructura interna y por la delicada relación con sus vecinos, así como por el empuje de Asiria. El mundo micénico entró en crisis, por la ruptura de su delicado sistema económico tan dependiente del exterior. Las ciudades griegas, por otro lado se sumieron en una serie de enfrentamientos internos, de los que la zona del Ática salió victoriosa. Sin olvidar, que Chipre y Ugarit fueron borradas del mapa por la acciones de destrucción y saqueo, seguramente llevadas a cabo por pueblos de Anatolia y el Egeo.
Debido a esta inestabilidad, una masa de población del interior de Siria y de las costas mediterráneas intentó llegar a Egipto, siendo definitivamente rechazados (fig. 6). Aunque, no solo intentaron trasladarse a Egipto, sino que colonizaron distintos territorios a lo largo del Mediterráneo. Por esto, muchos pueblos encontraron un lugar en el que asentarse, de lo que sabemos poco, con la excepción de algunos como los filisteos o los denyen.
Fig. 6. Recreación de una posible enfrentamiento provocado por los pueblos del mar. 

Imágenes
Imagen de portada: Bajorrelieve de Medinet Habu de la batalla de Ramsés III frente a los pueblos del mar en la frontera del Imperio egipcio en Siria.

Bibliografía
Antela, B., Vidal, J. (2013): Más allá de la batalla. La violencia contra la población del Mundo Antiguo. Zaragoza: Libros Pórtico.
Alvar, J. (1989): Los Pueblos del Mar y otros movimientos de pueblos a fines del segundo milenio. Móstoles (Madrid): Akal.
Artzy, M. (2007): Los Nómadas del Mar. Barcelona: Bellaterra.
Bryce, T.R. (2001): El reino de los hititas. Madrid: Cátedra.
Dothan, T., Dothan, M. (2002): Los Pueblos del Mar. Tras las huellas de los filisteos. Barcelona: Bellaterra.
Sandars, N.K. (2005): Los Pueblos del Mar. Varona (Salamanca): Oberon.           

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