Herculine Barbin, el icono de la intersexualidad

El Día de la Conciencia para la Comunidad Intersexual (26 de Octubre), es un día de celebración internacional destinado a resaltar los derechos humanos de las personas intersexuales. ​Pero, si existe un icono para esta parte de la comunidad LGTB+ esa es Herculine Barbin (fig.1). Su vida, está plagada de luces y sombras y narra como la sociedad ha visto a estas personas siglos atrás. 

En su biografía, Memorias de Herculine Adélaîde Barbin (fig.2), se narran todos los capítulos de su intensa vida. Según esta, nació en Saint Jean d’Angély, Francia hacia el 1838. Su infancia fue tranquila, sin sobresaltos y como cualquier niño de la época. Con tan solo 11 añitos, ganó una beca para estudiar en el convento de Ursulinas, gracias en parte a los contactos de su madre.

Fig. 1. Supuesta fotografía de Herculine Barbin

Su biografía además, narra como durante su estancia colegial se llegó incluso a enamorar de la hija de un consejero de la Corte real, llamada Lea, la cual moriría poco después de tifus. Tras acabar sus estudios en 1856, junto a la preparación para tomar la primera Comunión, regresa a casa. Pero, comenzó a sufrir dolores abdominales y en la ingle con frecuencia, que mantuvo con discreción. 

Tras esto, llegó incluso a pasar el examen y ser admitida en la Escuela Normal (fig.3), pero comenzó a sufrir exclusión con sus compañeras. ¿Los motivos? Poco pecho, vello poco usual para una chica o no tener la regla como la gran mayoría de sus compañeras. Es por esto, que según sus memoria su mejor amiga durante estos años fue su mentora y maestra, sor Marie des Anges. Consiguió el titulo de institutriz, siendo la primera de su promoción, tras lo que otorgaron una plaza como ayudante en una escuela femenina. Allí, se enamoró de una compañera profesora, Sara, con la que tuvo un breve romance.

Fig. 2. Libro biográfico de Herculine Barbin.

Los rumores comenzaron a surgir en torno a las jóvenes. Es por esto, que Herculine decide asistir a un retiro espiritual ofrecido por su mentora Marie des Anges. Allí, decide sincerarse con el misionero, que llevaba el retiro, el cual tras escucharla le recomienda que se aísle y meta a monja. Allí, retirada de la vida publica podrá regresar al buen camino.

Pero, poco caso hace a esta recomendación y regresa en el año escolar a la escuela junto a su amor, Sara. Pero, los dolores se intensificaron y asustada, decidió acudir al especialista. Poco imaginaba, que su visita al médico cambiaria su vida para siempre. Tras el examen inicial y para su sorpresa y la de su madre, los médicos aseguraron que Herculine había nacido con genitales masculinos y femeninos.

En un primer momento, no dijeron la condición real de Herculine, sino que recomendaron a la joven y a su madre, que abandonara el lugar cuanto antes. Ella y su madre ofendidas por las insinuaciones del médico, lo echan de la casa.

Fig. 3. Promoción de una Escuela Normal (Indonesia)

Pero, el runrún de su cabeza no paró y al regresar a casa en verano, decidió escaparse para acudir a confesión con el obispo de La Rochelle, J.F. Landriot. Este, tras escuchar su confesión, le pide romper el secreto de confesión y llevarla ante un médico de confianza.

Una vez allí, el doctor Chesnet les narra lo encontrado en el cuerpo de Herculine. La joven tenía una pequeña vagina, así como un pequeño pene y testículos dentro de su cuerpo. Esto provocaba, que la joven Barbin tuvieron un cuerpo masculinizado. Esto repercutió seriamente, pues para los médicos Herculine era un hombre, por lo que la obligaron a vestir como varón y cambiarse el nombre a Abel Barbin (fig.4).

Esto fue un duro revés en la vida de la joven. Tuvo que dejar el colegio, abandonar a su gran amor Sara y cambiar toda su vida por completo. Su existencia fue una completa soledad desde ese momento. Fue rechazada de todos los trabajos como servicio, debido a que la gente la consideraba un “monstruo”.

Decidió mudarse a París, donde vivió en la pobreza absoluta, hasta que en 1868, decidió quitarse la vida. El conserje de su edificio en la calle l’École de Médecine, encontró su cuerpo de tan solo treinta años. Había puesto fin a su existencia inhalando el gas de su cocina, no sin antes escribir sus memorias. Que fueron encontradas en la mesilla de al lado de su cama.

Fig. 4. Adelaide Herculine Barbin, la primera persona intersexual reconocida.

Durante años, la noticia fue algo anecdótico para la sociedad. No seria hasta 1870 cuando el filósofo y teórico Michel Foucalt redescubriera las memorias de la joven, que su historia cobrase relevancia. Según el experto, su vida estuvo llena de tragedia, dolor y tristeza. Así como de una gran incomprensión y rechazo por parte de la sociedad francesa. Es más, Herculine escribe en sus memorias una frase muy dura contra el mundo, por su crueldad. Pese a esto, quería que la gente supiera que pese haber sido traicionada por ellos, estaba en un mundo mejor:

"Tienes que sentirte más compadecido que yo, quizá. Yo sobro sobre todas tus innumerables miserias, participando de la naturaleza de los ángeles; porque, como usted ha dicho, mi lugar no está en su estrecha esfera. Tienes la tierra, yo tengo un espacio ilimitado. Encadenado aquí abajo por los mil lazos de tus sentidos macros, materiales, tus espíritus no pueden sumergirse en ese océano límpido del infinito, donde, perdido por un día en tus áridas orillas, mi alma bebe profundamente".

Muchos autores de la época hablaron sobre la vida de esta joven. Se hicieron eco de una vida llena de penurias y rechazo. Por eso hoy día, existen movimientos, reivindicaciones y días en conmemoración. Porque todos somos seres humanos, sin distinción de sexo, raza o religión. Da igual con que aparato reproductor hayas nacido o si tienes ambos. Todos nacemos, vivimos y morimos igual. Tenemos el mismo color en la sangre y tenemos los mismos sentimientos. 

PARA SABER MÁS

Barbin, H. (1980). Herculine Barbin: Being the Recently Discovered Memoirs of a Nineteenth-century French Hermaphrodite, introd. Michel Foucault, trans. Richard McDougall, New York: Pantheon Books.