Para muchos Tiberio fue uno de los mejores emperadores que tuvo Roma. Fue un gran administrador, a la par que audaz militar. Pero durante siglos han rondado leyendas y mitos sobre lo que ocurría en su villa de recreo de la isla de Capri. No solo eso, sino que los historiadores clásicos crearon una imagen de este emperador de miedoso, avaro, depravado y paranoico. Sin embargo, los autores modernos fueron más honrados y escribieron tanto las luces, como las sombras de este emperador.
Tiberio
nació bajo el nombre de Tiberio Claudio Nerón en el año 42 a.C. en Misena,
Italia. Fue el segundo emperador romano tras el gran Augusto. Su madre era
Livia Drusila, tercera mujer de Augusto y su padre Tiberio Claudio Nerón, que pertenecía
a la misma familia, la gens Claudia. Con el matrimonio entre Augusto y
Livia, tras el divorcio de esta de su primer marido, Tiberio entró dentro de la
esfera del emperador. Pero, no sería hasta el matrimonio de éste con la hija de
Augusto, Julia la Mayor (Fig.1), que no pasaría a formar parte de la familia imperial.
En el año 4 d.C. el emperador Augusto adoptó formalmente a Tiberio, dándole
poderes tribunicios en el proceso.
Fig 1. Busto de Julia la Mayor. |
Tiberio
destacó por sus hazañas militares contras las tribus germánicas (Fig. 2), aunque caería
en desgracia con el emperador a causa de su carácter frio y arisco. No es de
extrañar, su vida no fue del todo fácil. Fue obligado de divorciarse de su
primera esposa, para contraer matrimonio con la hija del emperador. Además,
Julia la Mayor tuvo gran fama de adultera, hasta tal punto que su padre la
exilió de Roma. Augusto fue un fiel ferviente de la moralidad y las costumbres
romanas, por lo que las habladurías de adulterio de su hija, junto con sus
amistades fueron de gran desagrado para el emperador. Uno de los mejores amigos
de Julia fue el poeta Ovidio, el cual había escrito un tratado sobre como ser
adultero, el “Ars amandi”. Esto junto a otros motivos desconocidos, posiblemente
provocarían la huida de Tiberio a Rodas, algo que a Augusto molestó gravemente.
Tras la desaparición y muerte de los herederos del emperador al trono, Cayo y
Lucio, Tiberio fue llamado de vuelta a Roma para ser nombrado sucesor del prínceps.
En
primer lugar, adoptó un nuevo nombre, Tiberio Julio César. Luego, adoptó como
hijo y único heredero, a su sobrino Germánico. De esta forma, dejaba a un lado
a su propio hijo Druso. Augusto moriría a los 76 años en Nola, junto a Tiberio
y Livia, diciendo unas últimas palabras a su hijo adoptivo: “Acta est
fabula, plaudite” (La comedia ha terminado. ¡Aplaudid!). Los siguientes años fueron duros para el nuevo
monarca, puesto que tuvo que zambullirse en un palacio lleno de conspiraciones,
intrigas y mentiras.
Fig 2. Tiberio con ropajes militares. |
En
torno a la figura del emperador hay un halo de misterio y mito. Muchos autores han
destacado de él su gran desconfianza y crueldad. Persiguió y asesinó a todo
aquel que fuese en contra de sus ideales, lo que le granjeo fama de tirano y
loco. Para colmo, su sobrino e hijo adoptivo Germánico, muere en extrañas
circunstancias e inicia una caza de brujas en contra de su propia familia y la élite
senatorial por ello. Todo esto, unido a su marcha de Roma, rumbo a su villa en
la isla de Capri (Fig. 3), provocaron un malestar entre el pueblo romano. Su marcha,
posiblemente se debiera a las malas relaciones y constantes peleas con el
senado romano, lo que provocó una crisis en el gobierno.
A
Capri se fue con dos amigos de toda confianza, Curcio Ático y Cocceio Nerva. Además,
se acompañó de su astrólogo y amigo Trasíbulo, así como de diversas personalidades
de distintas disciplinas. No era de extrañar, puesto que al emperador le gustaba relacionarse y juntarse con gente culta.
Como
hemos dicho, el retiro de Tiberio a Capri fue cuanto menos controvertido. Por
un lado, porque la cabeza del imperio dejaba la capital para irse a una villa
en una isla. Por otro, porque los rumores acerca de lo que allí ocurría, no
hacían sino desprestigiar su imagen, ya dañada por las conspiraciones y persecuciones.
Surgieron mil y una versiones sobre las perversiones que el emperador realizaba
en la villa junto con sus amigos.
Fig 3. Restos de la villa romana de Tiberio en Capri. |
Para
el historiador y biógrafo romano Suetonio, lo que ocurría en Capri era un
despropósito de depravación y lujuria (Fig. 4). Según su libro “Las vidas de los doce
césares”, en la villa se realizaban todo tipo de actividades sexuales. El
complejo estaba lleno de jóvenes tanto masculinos como femeninos, que
realizaban actos frente al emperador para revitalizar su sexualidad. Suetonio
incluso llega a comentar como encadenaba a los jóvenes para que practicasen el
sexo entre ellos, mientras Tiberio miraba. Además, las estancias de la villa
estaban ricamente decoradas con frescos y esculturas sexuales sacadas del
manual sexual de Elefantis. Un manual, que a muchos nos recordaría al Kamasutra
que conocemos en la actualidad. La villa Iovis, estaba situada en lo alto de un
acantilado rocoso. Pese a ser la residencia del emperador no era lujosa, sino más
bien austera, ya que el monarca era bastante tacaño.
Fig 4. Grabado francés de la Villa de Iovis. |
Otra
de las actividades que acontecían en el reciento era la prostitución. Según
cuentan los relatos, los jóvenes se disfrazaban de sátiros (casi sin ropa),
mientras que las jovencitas lo hacían de ninfas. El palacio se convertía así en
un lupanar de lujo al servicio del emperador. Por último, cuenta la leyenda que
los jóvenes que allí vivían debían aprender algunas “prácticas” para satisfacer
a Tiberio. Entre ellas, la más curiosa era la de aguantar la respiración bajo
el agua para así poder estimular al emperador entre las piernas, mientras
estaban sumergidos. Este, se bañaba con ellos mientras les llamaba
cariñosamente “mis pececitos”.
En
definitiva, la vida del emperador Tiberio es una constante de luces y sombras.
Por un lado, están los que consideran que fue un gran regidor, militar y un
romano ejemplar. Por otro, los que creen que fue un paranoico, vicioso y perverso.
Según estos últimos, descuidó el imperio y dejó a un lado sus obligaciones,
para buscar enemigos imaginarios y conspiraciones inventadas. Su huida a Capri (Fig. 5), tampoco ayudó a granjearse la amistad del senado romano, por lo que las constantes tensiones hicieron mella en el imperio. La realidad, es
que la historia la escriben los victoriosos y muchos de los historiadores de
esa época, escribieron en favor o en contra de muchos emperadores siglos después
de su muerte. Por lo que, no podemos saber a ciencia cierta si los rumores eran
realidad o mera invención.
Fig 5. Reconstruccion de la Villa de Iovis por Carl Weichardt (s.XIX) |
Tiberio
falleció el 16 de marzo del año 37 d.C., dejando como sucesor al mítico Calígula (Fig. 6).
Personaje controvertido donde los haya. Símbolo de depravación y perversión en la
Roma imperial, el cual reinó casi cuatro años. La historia se repite, volviendo
a tener un emperador que basa su reinado en el poder, el miedo y el sexo. Sea
como fuere, Tiberio pasó a formar parte de los anales de la historia como uno
de los emperadores mas controvertidos del imperio romano.
Fig 6. Recreación hiperrealista del busto de Calígula por Salva Ruano. |
Bibliografía
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A.
(2012). “Amor y sexo en la Antigua Roma”. La Esfera de los Libros Edición
(2015). Madrid. España.
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Gregorio Marañón. Madrid. Versión digital por cortesía del autor, como parte de
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Ruiza,
M., Fernández, T., Tamaro, E. (2004). “Biografía
de Tiberio”. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en
línea. Barcelona (España).
Imágenes
Imagen inicial: Escultura de Tiberio como Júpiter
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