Durante
la Semana Santa, muchos países sacan a sus calles distintas imágenes
religiosas. Aunque, si hay un país que tiene mayor costumbre en eso de sacar
imágenes a la calle, es España. En este país, durante la Semana Santa, cientos
de hermandades sales a procesionar con sus cristos y vírgenes. Pero ¿conocéis
la historia detrás de algunas de esas imágenes?
Hoy
os traigo algunas de esas historias curiosas, misteriosas y sobre todo, de fe.
Porque sí, durante la Semana Santa, lo que más se huele no es el incienso y el
azahar, sino la fe de la gente que sale a ver los pasos de misterio y los
palios. Acompañadme en este viaje por las más curiosas historias de la
imaginería andaluza.
Virgen
de la Victoria (Huelva)
Comenzamos
nuestra andadura con la Virgen de la Victoria de Huelva. Su historia comienza
en 1953 cuando el paso de palio junto con la virgen, acaban ardiendo (fig. 1). Según, se
sabe ese mismo año estrenaba un nuevo bordado entre las bambalinas, un nuevo
llamador y una nueva candelería.
Nada
hacia presagiar que tras su salida procesional, durante su transcurso por la
hoy Avenida Federico Molina, un cirio tronchado cayó en el manto de la virgen.
El palio, junto a la imagen ardió fogosamente, destruyendo todo a su paso. Tras
sofocar el fuego, se regresó rápidamente al templo, donde la Junta de Gobierno
decidió que pasos seguir a continuación.
Fig. 1. Fotografía del estado en el que quedó la talla tras el incendio. |
Lo
que ocurrió, fue que los hermanos salieron a buscar las joyas pertenecientes a
la virgen que habían caído al suelo tras el incendio. Muchas se recuperaron en
el momento, mientras que otras fueron llegando a cuentagotas a la iglesia por
parte de feligreses que decían habérselas encontrado. La realidad, es que se
recuperaron muchas más de las que se perdieron, siendo de especial relevancia
por su carga sentimental la que pende actualmente en el cuello de la virgen.
Durante
semanas se sucedieron múltiples ofrendas y ayudas. Por un lado, se estipuló que
la virgen debía quedar expuesta en su capilla, vestida de luto y portando el
cirio que la hizo arder (fig. 2). Por otro, se hicieron diversas obras benéficas para
obtener dinero con el que financiar un nuevo paso, así como el arreglo de la
propia imagen. En tan solo un día, recogieron más de seiscientas pesetas en
perras gordas de la época. Incluso, otras hermandades, así como particulares donaron
desde sayas bordadas hasta trajes de toreo. Lo que demuestra, el amor de un
barrio por su imagen, la devoción que Huelva tiene por la virgen de la Victoria
y que como en el mito del ave fénix, María Santísima de la Victoria Coronada
resurgió de sus cenizas.
Fig. 2. Virgen de la Victoria expuesta de luto tras el incendio. |
Nuestro
Padre Jesús del Nazareno (San Fernando, Cádiz)
La
historia entorno a la figura del Jesús del Nazareno de San Fernando, Cádiz, es
cuanto menos curiosa. Según la tradición oral, escrita por el historiador local
Ramón Monfort Corrales en 1895, la imagen fue encontrada en el antiguo Parador
del Duque, actual Castillo San Romualdo (fig. 3).
En palabras de Monfort dice así: “dicha imagen fue encontrada en un cajón cerrado que dejaron abandonado unos italianos, que pasando por esta ciudad para la de Cádiz alojaron en el antiguo Parador del Duque, del cual se ausentaron precipitadamente con motivo de una riña en él acaecida de la que resultó un homicidio. La justicia se apoderó del cajón y lo depositó en el sitio conveniente; pero pasado algún tiempo la abrió y encontró la bella imagen de referencia que se remitió a esta Iglesia Mayor, entregándola a la Hermandad de su nombre…”.
Fig. 3. Castillo San Romualdo, antiguo Parador del Duque. |
Pese
a esto, sabemos por los archivos, que la imagen perteneció a la fabrica
parroquial y no a la hermandad como citó Monfort. Incluso, el obispo de Cádiz,
fray Tomás del Valle denomina a la imagen en 1766 como “alhaja propia”. Aunque,
también se cree que desde 1743 ya existía la hermandad de penitencia de Jesús
del Nazareno, primero ubicada en la Iglesia parroquial del Castillo, luego en
la Iglesia conventual del Carmen (fig. 3). Es más, se sabe que esta talla sustituyó a la
imagen fundacional creada por José Montes de Oca el Viernes de Dolores de 1774.
Muchos
autores creen, que aquellos italianos que huyeron dejando atrás al santísimo
eran de procedencia genovesa, por lo que la imagen estaría encuadrada en la
escuela genovesa del s.XVIII, aunque, otros creen que pertenece al taller de
artesanos del Arsenal de la Carraca.
Sea
como fuere, la imagen de Jesús del Nazareno es una de las que más devociones
tiene la población de San Fernando. Su salida en la madrugá del Jueves Santo
atrae a todo el pueblo cañaílla, así como a foráneos.
Fig. 4. Jesús Nazareno y María Stma. de los Dolores. |
Virgen
de la Amargura (Málaga)
En
Málaga la Señora de la Amargura porta siempre una rosa roja clavada
con un puñal en su pecho, pocos saben el motivo de este símbolo. Según narra la
historia hace mucho tiempo existió despiadado bandolero llamado Cristóbal
Ruiz, el “Zamarilla”. Fue el terror de los caminos desde la Serranía de Ronda, hasta
Marbella pasando por Grazalema e incluso Coín. Conseguía escapar gracias al
pueblo, al cual el entregaba algunas monedas o víveres de sus saqueos.
La
leyenda dice que un día Zamarrilla fue visto intentando entrar en Málaga cuando
visitaba a su amada en el barrio trinitario de extramuros cuando. Rápidamente la
Guardia Civil comenzó su persecución. Durante su huida y viéndose acorralado se
topó con la ermita de la Virgen de la Amargura. Es entonces, cuando viéndose
acorralado por la Guardia Civil, decide meterse bajo el manto de la virgen. La
Benemérita entró y buscó sin descanso al bandolero. Según se cuenta, incluso
miraron bajo el manto y no vieron nada, por lo que la virgen había obrado el
milagro. Tras la marcha de los agentes, el Zamarrilla salió de debajo del manto
y con el rostro emocionado rezó y lloró en agradecimiento (fig. 5).
Fig. 5. Dibujo del momento en el que Zamarrilla se arrepiente de sus pecados. |
El
mito de la rosa viene ahora. Según esta leyenda la rosa blanca que portaba en
el ojal para su cita con su amada fue la ofrenda que el bandolero otorgó a la
Virgen de la Amargura. Para colocar la rosa decidió clavar en el pecho de la
imagen con su puñal la flor. Tras lo que la rosa blanca torno a rojo sangre y
el bandolero se convenció del milagro.
La
historia prosigue con el arrepentimiento del Zamarrilla y su entrega a las
autoridades. Pero, su historia dio la vuelta por toda la ciudad y junto al
milagro, así como a su buena voluntad en prisión, le reportaron que las
autoridades decidieran que acabase sus días en un monasterio rindiendo culto a
Dios. Es más, según dicen cada año fue a entregarle a la virgen una rosa roja
que el mismo cultivaba en su huerto del monasterio. Y desde entonces a la
Virgen de la Amargura se la conoce como la Virgen de Zamarrilla (fig. 6).
Fig. 6. Virgen de Zamarrilla. |
Nuestro
Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras (Sevilla)
La
historia de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus vestiduras comienza el Domingo
de Ramos de 1939, justo un día después del final de la Guerra Civil española.
La historia cuenta que el autor de esta imagen, Antonio Perea (fig. 7), creó al cristo desde
la Prisión Provincial de la Ranilla. Ingresó en la cárcel en 1937 y fue
sentenciado a 14 años de prisión por “auxilio a la rebelión militar” o lo que
es lo mismo, llevaba alimentos y agua a las barricadas donde estaban sus amigos
y conocidos durante la guerra. Es más, nunca llegó a empuñar un arma, solo aportaba
su granito de arena como podía.
Fig. 7. Fotografía de Antonio Perea. |
Pese
a la denuncia, tuvo la ayuda de José Laborde Foyo, miembro de la Falange y futuro
primer hermano de la Hermandad de Jesús Despojado. Laborde conocía al escultor
por sus diversas obras. Además, Perea había realizado una Virgen de los Dolores
para la iglesia de San Marcos que fue bendecida en 1936 y que hoy día se
conserva reconvertida en María Magdalena. Es por lo que en 1938 se le encarga
la talla de Jesús Despojado. Romero Mensaque en su libro narra como se fraguó
esta relación entre Laborde y Perea. Según expone: “por haber tallado la
imagen titular de la Virgen, la relación de amistad que se había ido fraguando
desde entonces y, muy importante, porque Perea es hermano fundador y consta que
participó en las primeras reuniones constitutivas”.
También
gracias a los Laborde, al escultor se le habilita le habilitan un taller en
las dependencias de la enfermería, donde realizó su cristo. Entrando ya en
materia, podemos decir que este Jesús Despojado bebe de “El Expolio” del
gran Greco (fig. 8), pues que al principio la talla tenía la mano sobre el pecho.
Aunque, su mayor inspiración fue sus propios compañeros de reclusión. Diversas
fuentes aseguran que para el rostro del señor uso los rasgos de un hombre de
nombre Juan de Dios Creagh. Un hombre que será fusilado por el delito de avisar
al gobierno de Madrid, gracias a su puesto de telégrafo de lo que ocurría en
contra de la Republica.
Posiblemente,
aquella talla que esculpió Antonio Perea fuese su modo de agradecer a su amigo
todo lo compartido, así como una gran ayuda a una hermandad que comenzaba su
andadura. Es más, lo que cobró de aquel trabajo lo donó a la hermandad.
Es
curioso pensar, que al igual que Jesucristo, Creagh fue condenado a muerte y
resucitó. Resucitó como una de las tallas más increíbles de la Semana Santa sevillana,
para que sus compañeros de cárcel viesen que aún había esperanza.
Fig. 8. El Expolio del Greco junto a Jesús Despojado. |
El
Abuelo (Jaén)
En
Jaén encontramos la leyenda del Jesús de Nazareno, mas cariñosamente conocido
como “el Abuelo”. Según la versión más común y transmitida, un día llegó a un caserío
cerca de Puente de la Sierra un anciano. Dicho hombre, se presentó como un
peregrino que viajaba por el mundo para expiar sus culpas. Rogó al humilde
matrimonio del caserío que lo acogieran bajo su techo algunas noches. La
leyenda narra, que el anciano tras una animada charla con la pareja reparó en
un grueso tronco de encina que había colocado en un rincón y exclamó: “¡Qué
hermosa imagen de Jesús se haría de él!”
De
esta forma, propuso al matrimonio que si le llevaban el tronco a la estancia
donde descansaría, tallaría la imagen de un cristo durante la noche, siempre y
cuando no lo molestaran y dejasen hacer su labor en paz (fig. 9).
Fig. 9. Puerta de la habitación donde se hospedó el anciano en la Casería de Jesús. |
Y
así fue. A la mañana siguiente y ya avanzado el día, el anciano no daba señales
de vida por lo que el matrimonio se extrañó. Habían intentado escuchar y ver
que ocurría en la estancia, pero sin ningún éxito. Por lo que decidieron forzar
la puerta para ver que ocurría dentro. La sorpresa fue grandísima, cuando descubrieron
que el anciano había desaparecido y en su lugar, en el centro de la estancia había
un Jesús de Nazareno tallado.
Poco
tardaron la gente en creer que aquello era un milagro, por lo que llevaron la
imagen al convento de las Carmelitas Descalzas, donde su devoción fue rápidamente
extendida. En recuerdo de esa historia, al caserío se le comenzó a llamar “Casería
de Jesús”.
Lo
que si es cierto, es que existen textos donde se puede atestiguar que dicha
finca era llamada de esa forma desde el s.XIX. Según se sabe, Don Antonio
Montoso en su testamento de 1893, dejó impuesta una carga en la renta del caserío,
para de esta forma costear las fiestas en honor al Jesús de Nazareno del cual
era muy devoto (fig. 10). Por lo que es más que posible, que de ahí provenga el nombre de
la finca.
Fig. 10. Fotografía del Abuelo en 1862. |
Sea
como fuere, la realidad es que año tras año el pueblo sale en devoción para ver
al Abuelo. El cual al igual que todas las otras imágenes mencionadas aquí,
tiene una parte de historia, mito y misterio entreligado en su origen. Desde su
concepción, el cristianismo está unido a la fe, por lo que no es de extrañar
que todos los devotos de estas imágenes crean con ferviente fe, las leyendas e
historias de sus imágenes.
Saber más
Mósig
Pérez, F. (2005): Historia de las hermandades y cofradías
isleñas, San Fernando, Cádiz.
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