La tradición afirma que Cádiz fue fundada el año 1104 a.C. aunque la
arqueología aun no ha podido constatar dicho dato. Según la leyenda esto es
ochenta años después de la caída de Troya, de acuerdo con el texto del
historiador romano Veleyo Patérculo. De esta forma, se vinculó la fundación de
la ciudad gaditana con el regreso a sus hogares, de los guerreros de dicha batalla
mitológica. Esto reportó a la ciudad un carácter mítico.
Por otro lado, debemos hablar sobre le geografía gaditana. La estructura
del litoral gaditano ha cambiado con el paso de los siglos. En la época que se
fundamentan los mitos fundacionales de la ciudad de Cádiz existían diversas
islas, siendo las más conocidas las de Antipolis, Erytheia y Kothinoussa (fig,1). Este
archipiélago gaditano fue considerado para los antiguos cuna de muchos de sus
mitos. Según los cuales, las islas gaditanas fueron la localización de lugar
tan emblemáticos como la entrada al Hades, las Hespérides o la Atlántida.
Con esta premisa contaremos varios de los mitos más relevantes de la
geográfica gaditana.
Fig. 1. Geografía de la Bahía de Cádiz en tiempos fenicios. |
Heracles y sus doce trabajos
El nacimiento de Heracles está marcado por un fuerte carácter mítico. Según
la leyenda, el Oráculo vaticinó que el primer hijo en nacer de la casa real
descendiente de Perseo sería rey de medio mundo. Por tanto, Zeus engañó a la
reina Alcmena (descendiente de Perseo y esposa del rey griego Anfitrión) para
yacer con ella. Al día siguiente, el monarca también se acuesta con la reina,
dando como resultado el nacimiento de dos hijos: uno de Zeus y otro de
Anfitrión. La esposa de Zeus, Hera, persiguió a Heracles por todo el Hélade, ya
que nunca pudo perdonar la infidelidad de su esposo. En un principio el nombre real
del semidios era Alcides, en honor a su abuelo Alceo, pero Apolo mediante la
pitonisa Pitia le otorgó el nombre que hoy todos conocemos, Heracles (Gloria de
Hera). Esto enfureció a la diosa aún más, que le mandó como castigo un ataque
de locura, lo que llevo al héroe a asesinar a los hijos de este con la princesa
tebana, Megara.
En cuanto a los trabajos, existen varias hipótesis: una es que Zeus le
encomendó dichas pruebas para que Heracles obtuviese el poder de los dioses y
así ascender al Olimpo como rey de los hombres y los dioses; según otros mitos, el oráculo de Delfos le dijo que para expiar sus pecados debía
ponerse a las órdenes del rey Euristeo, siendo este el que encomendó al
semidiós los 12 trabajos (fig.2). Dichos trabajos, según los mitos, fueron encargos de la
diosa Hera, para que el semidios pereciera en el intento.
Los trabajos fueron varios y de diversa índole, aunque la mayoría trataban
de matar, robar o capturar objetos místicos para el rey.
1. Matar al león de Nemea y recoger su piel.
2. Matar a la hidra de
Lerna.
3. Capturar viva a la
cierva de Cerineo.
4. Capturar el jabalí de
Erimanto.
5. Exterminar a los pájaros
del lago Estínfalo.
6. Limpiar los establos de
Augías en un día.
7. Capturar al toro de
Creta.
8. Robar y llevar a Tirinto
las yeguas de Diomedes.
9. Robar el cinturón de la
reina amazona Hipólita.
10. Robar el ganado de toros rojos de Gerión.
11. Robar las manzanas del jardín de las
Hespérides.
12. Capturar en el Hades al Can Cerberos.
Fig. 2. Mosaico "Los trabajos de Hércules", s.III d.C. Liria (Valencia). |
Estas pruebas llevaron a Heracles por medio mundo conocido. Aunque, según
las leyendas varias de sus hazañas acontecieron en la Península Ibérica, más
concretamente en la provincia de Cádiz.
Cuando a Heracles se le encomienda robar el ganado de Gerión, este se
traslada hasta nuestras costas. Gerión era un ser de tres cabezas, seis brazos
y tres cuerpos que vivía según el mito en la isla de Erytheia, hoy la actual
Cádiz. Para los tartesios fue su primer rey e inventor de la ganadería. La
cruenta batalla entre ambos dio como resultado la muerte de Gerión y toda su estirpe (fig.3). La tradición asegura que de la sangre del titán nació un árbol
magnifico y centenario que hoy en día se relaciona con el Drago de Cádiz (algo más
que imposible). Tras su muerte, Heracles deja en el trono de la Península
Ibérica a su hijo Hispán, el cual fundaría la ciudad de Hispalis, actual Sevilla. Tras completar la prueba Hércules regresa a Grecia.
Fig. 3. Hércules luchando contra el gigante de cuerpos cabezas, Gerión. Ánfora de cerámica de figuras negras s.VI a.C. Hallada en Vulci, Italia. |
Otro de sus trabajos le lleva a buscar las manzanas del jardín de las
Hespérides (fig.4). Este asombroso jardín estaba situado en un archipiélago de islas,
en el confín del mundo conocido para los griegos. Muchos aseguran que eran las
islas Gadeiras, aunque otros eruditos creen que dichas islas fueron las
Canarias. Sea como fuere, la leyenda cuenta que unas hermosas ninfas protegían
el jardín. Las jóvenes se llamaban: Egle, Eritia y Hesperaretusa. Siendo cuanto
menos curioso la similitud entre el nombre de la isla gaditana Erytehia y el de
la ninfa Eritia. Por lo que habría fundamentos, para situar las Hespérides en
el archipiélago gaditano.
Según los antiguos las Hespérides tenía un carácter sobrenatural y
relacionado estrechamente con la inmortalidad, gracias a sus manzanas. El mito
cuenta que cuando Zeus desposa a Hera, la titánide Gea le regala a la diosa una
manzana dorada, que ordena plantarla en su jardín privado. Como numerosos seres
acudían allí para robar las manzanas, Hera confió la protección del jardín a un
dragón de cien cabezas y tres ninfas llamadas Hespérides. El mito cuenta que
Heracles esperó a que el dragón se durmiese, para acceder al jardín y robar las
manzanas. Cuando las ninfas se percataron del robo, se desesperaron de tal
forma que acabaron convertidas en hermosos árboles.
Fig. 4. Heracles en el jardín de las Hespérides. Apulia 330-320 a.C. |
El Puerto de Menesteo.
Como ya hemos hablado en otro post (pulsa aquí), la Península Ibérica
tiene como padres fundadores de muchas de sus ciudades, a héroes y guerreros
que participaron en la Guerra de Troya. Uno de estos famosos héroes fue
Menesteo. Menesteo era el hijo del rey de Atenas y jefe de las tropas
atenienses durante la guerra troyana.
Tras la caída de Troya en el 1181 a.C. se cree que Menesteo navegó por todo
el Mar Mediterráneo, pasando las Columnas de Heracles, hasta arribar en las
islas gaditanas. Según la leyenda encandilado por la belleza del lugar,
estableció una colonia cerca de la desembocadura del Guadalete. A esta ciudad
la llamó Puerto de Menesteo, próximo al castillo de Doña Blanca en el Puerto de
Santa María (fig.5). Posiblemente fue fundada alrededor del 1100 a.C., pero no sería
hasta el s.IV a.C. que entraría en la esfera económica mediterránea, gracias al
comercio fenicio. Esto ayudó a los habitantes del Puerto de Menesteo a hacer
una vida más cómoda. De sobra es conocida, que en la zona de la Bahía de Cádiz
los recursos naturales (tanto mineros, como alimenticios) eran de excelente
calidad.
Fig. 5. Yacimiento arqueológico Poblado de Doña Blanca, El Puerto de Santa María (Cádiz). |
Las fuentes escritas provenientes de Estrabón atestiguan la existencia de
sacrificios humanos en honor a este rey. El historiador griego cuenta que existió
un oráculo en honor a Menesteo en la Bahía de Cádiz. Al enumerar distintos
puertos de Hispania, Estrabón incluye el de Menesteo entre los más relevantes.
Con la llegada de los cartagineses a Cádiz, tras la derrota de estos a
manos de los romanos, comienzan los disturbios. Griegos y fenicios se unen para
repeler la invasión cartaginesa tanto en el ámbito cultural, como en el
militar. Tras años de conflictos llega la paz entre los pueblos. Griegos,
fenicios y cartagineses para simbolizar su paz recorrieron con hojas de olivo
el río Guadalete, que desde ese momento pasó a llamarse Lethes, río del Olvido,
como el mítico río del Hades (fig.6). El prefijo Guada es río en árabe, por lo que la
traducción de Guadalete sería "Río Lethes". De esta forma olvidaban sus
diferencias, en pos de vivir armoniosamente todos juntos. Tras esto se fundó la
ciudad de Amasia, actual Puerto de Santa María.
Fig. 6. El paso de la laguna Estigia de Joachim Patinir. Oleo sobre tabla. 1520. |
La boda fenicia de los dioses Melkart y Astarté en Cádiz
La capital gaditana como ya sabemos tiene un origen fenicio. Entre los
dioses de los fenicios encontramos a Melkart, el cual fue asimilado con
Heracles por los griegos y posteriormente con Hércules por los romanos (fig.7). Como he relatado anteriormente, Heracles fue a
tierras gaditanas a robar al gigante Gerión. Pero, en la mitología fenicia
Melkart fue hasta las islas gaditanas, a por el corazón de la diosa Astarté (fig.8).
Fig. 7. Estatuilla de Melkart. Bronce fenicio arcaico encontrado en el entorno del Islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz). |
Según el mito, la diosa Astarté era la diosa del Amor, por lo que Melkart se la encontró jugando con hombres y mujeres. El dios se enamoró perdidamente de la diosa, pero esta le rechazó. Melkart lejos de retirarse emprendió una serie de doce trabajos (como los de Heracles) para ganar el afecto de Astarté. La diosa lo rechazó una y otra vez, por lo que viajó por toda Europa escapando del pesado Dios, hasta llegar a tierras gaditanas, donde finalmente le dijo que sí y contrajeron matrimonio. Fue entonces cuando fundaron la ciudad de Gadir (Cádiz) en el mismo lugar donde realizaron el desposamiento y posterior convite.
Fig. 8. Bronce Carriazo aparecido cerca de Sevilla. Posiblemente un brocado de caballo representando a la diosa Astarté con peinado de la diosa egipcia Hathor. |
Tras la boda, la diosa Astarté comenzó a ser adorada como diosa de la Fertilidad y la Maternidad, ya que se había convertido en una esposa sumida y fiel. Melkart, al ver que su esposa ya no era aquella diosa fogosa de la que se enamoró, la repudió y volvió a Fenicia sin ella.
Desde entonces, se cree que en la primitiva Gadir comenzó a adorarse a ambas deidades. Por un lado, se erigió un templo en honor a la diosa Astarté dentro de la isla de Erytheia (fig.9). Por otro, en la punta de la isla de Kotinnousa se construyó el templo en honor a Melkart, el cual posteriormente seria dedicado a Heracles/Hércules por las culturas grecorromanas.
Fig. 9. Ubicación del templo de Astarté, así como el de Baal Amon en las Islas Gaderias (imagen de http://sombrasdetinta.blogspot.com/). |
El castillo de Sancti Petri
El islote de Sancti Petri perteneció en la antigüedad a la isla gaditana
de Kothinoussa. En él estaba situado en origen el famoso templo dedicado
al dios Melkart, como hemos mencionado anteriormente (fig.10). Según las fuentes, numerosas personalidades relevantes de la antigüedad visitaron
este templo para honrar al Dios. Desde Aníbal, hasta Hércules (al cual se
dedicaría posteriormente el templo) o el mismísimo Julio César. Las fuentes
antiguas incluso datan la construcción del templo mucho antes de la llegada de
los fenicios, en tiempos de la Guerra de Troya (s.XII a.C.). Aunque, la
realidad es que con la llegada de pobladores helenos, vemos como el templo
comienza a ser más conocido en todo el Mediterráneo, llegando a realizarse
auténticas peregrinaciones para acudir a él.
Fig. 10. Grabado del islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz). |
El templo estaba conformado por varias edificaciones, siendo el propio
templo el más majestuoso de todos. La entrada estaba precedida de un gran patio,
al que se accedía por una puerta con dos grandes columnas. En la portada
principal se hallaba un relieve en bronce que representaba los doce trabajos de
Hércules (fig.11). Según Estrabón, los sacerdotes de este templo velaban porque la llama
eterna, que allí descansaba, jamás se extinguiera. El historiador romano, Pomponio Mela, narra que al morir el semidiós Hércules, este fue enterrado bajo el propio templo, donde también descansaban reliquias
míticas como el árbol de Pigmalión o el cinturón de Teucro.
Fig. 11. Recreación en 3D del templo de Melkart en el islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz). |
Se cuenta que el poderoso Aníbal Barca juró odio eterno a Roma siendo niño,
y que ya de adulto volvió para pedir el favor de los dioses en su futura guerra
contra los romanos. Otro relato es la llegada del famoso Julio César al templo
gaditano. Según se cuenta, César visitó el templo en el año 68 a.C. Dentro le
esperaba una estatua del gran Alejandro Magno. Al verla, Julio César solo pudo
lamentarse, pues él a la edad de Alejandro no había conseguido ni la mitad de
sus gestas (fig.12). Volvería a visitar el templo en el año 45 a.C. tras la batalla de
Munda, quien sabe si para honrar a su héroe Alejandro o al mismísimo Heracles.
Con los siglos el templo fue destruido y reemplazado por otras
edificaciones. Además, los tsunamis y terremotos hicieron que su esplendor
quedase oculto bajo el mar. Hoy en día, es visitable. Pero, poco o nada queda
de lo que fuese uno de los tesoros del sur de Hispania.
Fig. 12. Julio César ante la estatua de Alejandro en el templo de Hércules en Cádiz de Jose Morillo Ferradas (1874). Óleo sobre lienzo. Museo de Cádiz. |
Fig. 12. Estudio de Julio César ante la estatua de Alejandro Magno en el templo de Hércules en Cádiz de José Brunete (1772). |
La Atlántida gaditana
La Atlántida fue una civilización mítica que menciona Platón en sus
diálogos de Timeo y Critias. En esta conversación, sale a la luz
como los atlantes fueron una gran potencia militar y científica, muy adelantada
a su tiempo. Su civilización según Platón existió 9000 años antes de la época
de Solón, el cual es la fuente del relato. Según estos, la Atlántida estaba más
allá de las Columnas de Hércules. Debemos recordar que dichas columnas han sido
situadas en diversos lugares del mundo. En la actualidad la hipótesis que cobra
mayor fuerza es que el lugar de asentamiento de las columnas estaba en el
Estrecho de Gibraltar. La columna del norte o Calpe estaba
situada en el peñón de Gibraltar, mientras que la columna sur o Abila estaría
en el Monte Hacho (Ceuta) o el Monte Musa (Marruecos).
En cuanto a la localización exacta, hoy en día cobra mayor fuerza la
posibilidad de que la Atlántida estuviera situada en Doñana. El espacio que
comprende hoy el Parque nacional y natural de Doñana, es uno de los lugares que
han sufrido mayores modificaciones a lo largo de los siglos (fig.13). En las últimas
décadas se han centrado las investigaciones sobre la Atlántida y por ende, la
ciudad de los Tartesos en este enclave natural. Según muchos estudiosos, los
tartesios y los atlantes son la misma cultura. Hace más de 3200 años, las
marismas del coto de Doñana comenzaron a colmatarse, en gran parte por los
diversos tsunamis acontecidos en la zona. Esto refuerza aún más la teoría que
ese fue el lugar de descanso de la Atlántida. La desaparición de la cultura
tartesia guarda una gran similitud con la de los atlantes, por eso muchos
estudios centran sus teorías en que ambas fueron la misma cultura.
Fig. 13. Golfo de Cádiz en el I milenio a.C. Doñana como tal es parte del Lago Ligur. |
En los últimos años, han proliferado una ingente cantidad de supuestos
“estudios” y documentales sobre la ubicación de la mítica ciudad. El canal
National Geographic ha emitido varios documentales al respecto. Uno llamado “En
busca de la Atlántida” y otro con el título “Atlantis Rising”,
producido por el director James Cameron (fig.14). Ambos documentales se basan en
elucubraciones e hipótesis, más que en hallazgos arqueológicos e
investigaciones.
El primero relata como diversos investigadores buscan pruebas en el entorno de Doñana. Según estos, ese fue el enclave de la mítica ciudad de la Atlántida. Además, la información obtenida de sus “investigaciones” sitúan otros yacimientos como Cancho Roano en Badajoz o el de Montilla de Azuer en Ciudad Real, como refugios de los atlantes sobrevivientes al cataclismo.
El segundo documental (de mayor calidad audiovisual), nos hace un recorrido
por todas las posibles localizaciones de la ciudad atlante. Desde las islas
Cicladas en el Egeo, hasta las mismas Azores en el Atlántico. Aunque será las
antiguas islas gaditanas las que cobraran mayor relevancia e importancia en el
documental. Según los “investigadores” Doñana también sería el lugar donde
antiguamente se asentará la ciudad de la Atlántida. Tras un fuerte maremoto
esta desaparecería, siendo sepultada por el mar. En la actual marisma se
encuentran indicios de un posible asentamiento, aunque aún sin poder catalogar
de que clase. Este posible asentamiento, está cubierto de una acumulación de
sedimentos posiblemente esparcidos tras los distintos tsunamis que sufrió la
zona.
Sea como fuere, es imposible negar que la Bahía de Cádiz tiene muchas papeletas
para al menos haber albergado una civilización, ya fuese la de los atlantes,
tartesios u otra desconocida. Desde tiempos antiguos se conoce la existencia de
un Golfo Tartésico y el Lago Ligur, en donde hoy están las marismas del Doñana (fig.15).
Este Golfo Tartésico pudo albergar perfectamente anillos de tierra donde situar
una población, tal y como relataba Platón. A la espera de nuevas
investigaciones que se basen en algo más que especulaciones, la ciudad de la
Atlántida seguirá sumergida en el misterio.
Fig. 15. Golfo Tartésico y Lago Linur donde hoy estaría el Parque Nacional y Natural de Doñana. |
En definitiva, la provincia de Cádiz y más concretamente la zona de la
Bahía, es un vergel de mitos y leyendas. Su paisaje ha cambiado con el paso de
los milenios, por lo que determinar como y quienes vivían en sus costas, es
cuanto menos laborioso. Por otro lado, los restos arqueológicos encontrados
atestiguan como desde primera hora las Islas Gadeiras fueron lugar de
residencia de distintas culturas, desde los fenicios, hasta los romanos y
griegos.
No es difícil imaginar la elección de este entorno natural para sus
asentamientos. Si hoy en día, nos maravillamos de su belleza, hace siglos seria
muchísimo más virgen y hermoso. Además, sus recursos naturaleza fueron
codiciados y deseados por todo el Mediterráneo. De ahí que fuese un punto clave
en las rutas marítimas comerciales.
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