La mayoría de los mitos relacionados con los primeros pobladores de la España antigua consta de escritos hoy desacreditados. Conviene decir que estas creencias fueron reales para muchos de los escritores antiguos. Pero, no dejan de ser historias y mitos sin fundamentos arqueológicos. Esto no quiere decir, que no existan restos de los pueblos celtíberos o iberos que atestigüen estas leyendas. Pese a esto, el sentido del paso del tiempo era nefasto en estas culturas, por lo que hay que poner en cuarentena todos los mitos fundacionales que creían, y que luego retransmitieron los historiadores clásicos.
Según estas “fuentes” el primer monarca de España fue Túbal, nieto del famosísimo Noé bíblico. Tras la bajada de las aguas, Noé desembarcó en el norte de la Península Ibérica, dejando a su hijo Jafet y su nieto en estas tierras. Según el mito, Túbal llegó a reinar 155 años, siendo sucedido por su hijo Ibero, el cual dio nombre al río Ebro y a la propia península. De su descendencia nacerían reyes como Tago o Beto, los cuales supuestamente dan nombre al río Tajo y a la Bética. El último monarca de este linaje fue Beto. Con el mítico Gerión llega una nueva dinastía proveniente de África. Según la leyenda, Gerión se instala en una de las islas gaditanas (Kotinussa) y reina durante 25 años. Este es destronado por Osiris el egipcio, que reina durante 34 años. Tras él, el trono hispánico vuelve a pasar al linaje de los geriones.
La leyenda continua con la llegada de Heracles a la Península Ibérica en su décimo trabajo. Debemos recordar que este semidiós griego tras una treta de su madrastra Hera, asesina a sus hijos. Como penitencia ante tal acto se le demanda realizar 12 trabajos. Pues bien, el décimo trabajo transcurre en tierras ibéricas, teniendo como misión robar el ganado de Gerión. En un principio no iba a asesinar, ni a él ni a sus descendientes, pero por cosas del destino, los acaba asesinando y pone en el trono a su propio hijo, Hispalo (fig. 1).
Fig. 1. Vasija griega con la representación de Heracles combatiendo contra Gerión. Louvre. |
Hispalo funda la ciudad de Hispalis, actual Sevilla. Su hijo Hispán le sucede en el trono y es por él que se denomina Hispania a la Península Ibérica. Según la leyenda tanto Hispalo como Hispán mueren jóvenes, por lo que Heracles vuelve y toma el trono hispánico. Tras su muerte, se entierran los restos del semidiós en su templo situado en la isla de Sancti Petri, hoy parte de la ciudad de San Fernando (Cádiz).
Tras esto, se suceden una serie de monarcas distintos provenientes desde África y que instauran sus dinastías. Romo quién fundó la ciudad de Valencia fue contemporáneo de los primeros colonos fenicios. Tras él, le suceden Palatauo (fundador de Palencia), Eritro y Gárgoris. Este último, reinó durante 77 años, los cuales abarcan la famosa Guerra de Troya o la Odisea de Homero. Según el mito, muchos de los héroes de esta gran batalla como Anfíloco o Menesteo desembarcaron en la Península Ibérica, para vivir y fundar ciudades en este sitio. Esto posiblemente sea una forma que tuvieron los primeros pobladores de ver y entender las primeras incursiones colonas de los griegos.
A Gárgoris le sucede el último monarca de esta mítica leyenda de los primeros pobladores de Hispania, Habis. Tras él comienza una serie de sucesivas invasiones o colonizaciones fenicias, cartaginesas y finalmente, romanas.
Pero, mucho antes de la llegada de los romanos a la Península Ibérica, encontramos una diversidad de pueblos bien definidos. Por su cultura y división territorial podemos dividirlos en dos grandes grupos: celtíberos e iberos (fig. 2).
|
Los celtíberos estuvieron presentes en nuestras tierras en torno a los siglos V y III a.C. Se asentaron en la zona de la Meseta y la costa Atlántica de la Península Ibérica. Vivían en castros construidos en las alturas, para una mejor defensa. Sus casas eran de planta circular y estaban repartidas por todo el castro (fig. 3). La división dentro del ámbito celtíbero era muy básica. La principal eran las tribus, las cuales estaban formadas por distintos clanes, los que a su vez estaban conformados por distintas familias. Algunas de las tribus celtíberas más influyentes fueron: los lusitanos (de donde era el famoso Viriato), vacceos, carpetanos, arévacos o los vetones. Los celtíberos desconocían la escritura y las formas artísticas. Su religión era más bien naturalista, llegando a adorar a los astros, animales e incluso montes o árboles.
Fig. 3. Yacimiento celtíbero de Soria. |
En cuanto a los iberos, podemos decir que es una cultura bastante desconocida en la actualidad. Lo que sí sabemos, es que la cultura ibera se extendió desde Andalucía hasta Francia, alrededor de los siglos VI al I a.C. Los iberos vivían en pueblos amurallados compuestos por casas pequeñas de planta rectangular. Estos poblados generalmente estaban en zonas elevadas para una mejor defensa. Su jerarquía interna constaba de un rey o régulo en la cúspide, seguido de nobles y guerreros. Los artesanos, campesinos y comerciantes eran la base de la población. Más abajo de estos estaban los esclavos. La sociedad ibera, al igual que la celtíbera, estaba compuesta por tribus, siendo los más conocidos los oretanos, turdetanos, edetanos, layetanos y bastetanos. Sus guerreros fueron bastante temidos y considerados en la antigüedad. Buena prueba de ello es al denominado "vaso de los guerreros" encontrado en el antiguo poblado ibero de Edeta (actual Llíria) y datado entre el s.III-II a.C. (fig. 4). El vaso es una obra culmen del arte ibero, puesto que refleja el momento en el que dos infantes y seis jinetes armados persiguen a cuatro guerreros enemigos. A ciencia cierta, no se sabe si recrea una batalla antigua o es una clase de mito o leyenda ibera. Los arqueólogos, creen que la vasija refleja los valores de valor, violencia, guerra de las antiguas élites iberas. En cuanto a sus ritos funerarios, sabemos que incineraban a sus muertos, para posteriormente depositar las cenizas en urnas funerarias bajo tierra, al igual que hacían sus vecinos los celtíberos. Las urnas funerarias iberas más conocidas en la actualidad son la Dama de Baza o la Dama de Elche, entre otras (Fig. 5).
Fig. 4. Vaso de los Guerreros (s.III-II a.C.). |
En cuanto a su religión, sabemos que en su mayoría adoraban a una diosa de carácter primitivo relacionada con la Madre-Tierra. Esta divinidad femenina por lo general era representada con un vestido fino, tocado alto, velo cayendo por todo el cuerpo y sosteniendo un bebé que amamantaba. Posteriormente ingresarán en este panteón dioses pastores y solares.
Antes de la llegada de la cultura grecolatina o el contacto con los dioses fenicios, los iberos y celtíberos tenían una religión propia. Cierto es, que se conoce muchísimo más el panteón celtíbero que el ibero. Esto es en parte debido a que los iberos no ponían nombres a sus dioses, lo que ha dificultado el estudio de su religiosidad en estos años. Sabemos que los celtíberos adoraban a deidades provenientes de la naturaleza y que divinizaban ríos y montañas. Por su parte los iberos, adoraban a una diosa madre, como hemos mencionado anteriormente, relacionada con la vida y la muerte, además de dioses solares o pastorales. También, encontramos inscripciones relacionadas con cultos de procedencia egipcia, fenicia y griega, posiblemente debido a las relaciones comerciales con estos. Diosas como Afrodita, Astarté, Deméter, Isis o Ishtar fueron adoradas en la Península Ibérica mucho antes de las incursiones romana. Posiblemente, como parte de la asimilación de los iberos y celtiberos con sus propias deidades. De esta forma, muchos de los dioses hoy conocidos, son en parte gracias a su similitud con deidades extranjeras.
Fig. 5. Dama de Baza y Dama de Elche. |
Aun así, encontramos un panteón lleno de dioses y seres mitológicos autóctonos de la Península Ibérica, tanto en la cultura ibera, como en la celtíbera. Todas las referencias a estas deidades primigenias vienen aportadas por restos arqueológicos. Los epígrafes que así atestiguan su existencia provienen de aras o inscripciones votivas con el nombre de estos dioses (fig. 6). Algunos de estos dioses fueron:
- Airo o Aironi: Es una deidad o espíritu protector relacionado con las fuentes y pozos.
- Arconi o Arctio: Dios totémico con forma de oso. El nombre proviene del idioma gaélico.
- Aro: Es la divinidad que se asemeja con el dios de la guerra grecorromano Ares. A él se le atribuyen sacrificios animales y humanos de los pueblos del norte y los lusitanos.
- Ataecina: Diosa prerromana de la Noche. Se la suele asociar con la diosa griega Proserpina (hija de Deméter y Zeus). Se la representa junto a un ciprés con un niño y una cabra, por lo que es considerada una diosa infernal o del submundo.
- Baelisto: Deidad indígena similar al Apolo grecolatino. Su nombre se traduce como “el más brillante”, de ahí esa asimilación.
- Bandua o Bando: Deidad adorada sobre todo en la zona de Galicia y Portugal. Es confundido con el Odín nórdico o el Ares/Marte grecorromano. Encontramos unidades militares nativas en las huestes romanas consagradas a este dios.
- Belisana: Diosa del fuego adorada en Aquitania y País Vasco. Los antiguos celtíberos realizaban sacrificios humanos en honor a ella. Se la representa con un casco y peplo como a la diosa Atenea.
- Beltane: Deidad celtíbera a la que se rendía culto el Primero de Mayo con sangrientos sacrificios humanos.
- Candamio: Dios indígena asociado con el dios Zeus/Júpiter. Sus atributos son parecidos a este dios helénico.
- Cernunnos: Dios celtíbero representado con un caldero y cuernos de ciervo. Su imagen fue adoptada por las brujas medievales para asimilar al Diablo cristiano.
- Corono y Cosos: Dioses de la guerra relacionados con Ares/Marte. Algunos autores creen que Cosos fue el nombre español de Ares. .
- Duillis: Diosa relacionada con la protección de la vegetación y la naturaleza.
- Endovélico: Dios del inframundo, asociado a los jabalíes (animales infernales para los antiguos). Según los escritos en sus templos existían oráculos.
- Epona: Diosa de los caballos adorada en la Galia e Hispania prerromana. Esta diosa es representada con amplios ropajes, montada como una amazona o rodeada de caballos.
- Ibero: Dios acuático relacionado con el rio Ebro.
- Lug: Deidad pancéltica solar relacionada y asimilada al dios Mercurio. Otra de sus atribuciones es como dios de las artes y las técnicas, algo que concuerda con el dios Hefesto/Vulcano.
- Matres: Triada divina de origen celta, adorada en la zona de Burgos y Segovia.
- Noctiluca: Diosa lunar de los celtíberos. Sus cultos eran sobre todo durante la luna llena, donde se realizaban danzas hasta el amanecer.
- Neto o Netón: Dios hispano de la guerra. En la lengua celtíbera su nombre significa “guerrero”. También es asociado con el rayo, dándole así una semejanza a Zeus/Júpiter. A él se encomendaba los guerreros y realizando grandes juramentos. Según Estrabón se le representaba como un Marte con rayos. Su nombre también significaba “lo que es puro, perfecto” o “el que no se corrompe”.
- Obiona: Diosa relacionada con la zona del Ebro, de carácter fluvial y de origen celta.
- Poemana: Diosa protectora de los ganados, originaria de la zona germánica.
- Salamati: Dio del agua asociado con el río Salamanti. De este río proviene el nombre de Salamanca.
- Saur: Dios de la guerra representado con barba, casco y lanza, por lo que puede ser un antiguo dios guerrero que con la llegada romana se asimilara a Marte.
- Sucellus: Dios galo que fue adorado en Hispania. Se le representa con un martillo y cubierto con piel de lobo. Su imagen es semejante al de Heracles/Hércules cuando este porta la piel del león de Nemea.
- Tameobrigo: Deidad lustral protectora de los muertos. En su nombre se dedica el río Tamega y la tribu gallega de los tamagani, tiene su nombre por este mismo dios.
- Vacodonnaego: Dios infernal adorado en la zona de León.
- Vaelico Deo: Dios de los lobos, posiblemente de carácter funerario o infernal, adorado en la zona de Ávila.
- Visugio: Dios relacionado con los carácteres de Mercurio aparecido en la zona de los berones.
- Yunovis: Este dios tiene las mimas funciones que Júpiter y estaba asociado a todas las tribus de la Península Ibérica, por lo que podemos de hablar de un dios común a todos.
A simple vista parece un panteón escueto y con poca representación, pero la verdad es que muchos epígrafes encontrados de deidades prerromanas se hallaron bajo el nombre de dioses latinos, por lo que se desconoce como se llamaban realmente.
Fig. 6. Estatuilla con el nombre de la diosa Ataecina. |
En cuanto al papel de la mujer en la Hispania prerromana, debemos mencionar varias cosas. En primer lugar, es que encontrar información sobre su situación laboral es complicado. Por un lado, porque las fuentes escritas apenas mencionan los trabajos que realizaban las mujeres hispanas antes de la llegada de Roma. Por otro, es que los pocos textos son de escritores griegos y romanos a los que llamó muchísimo la atención la vida de las mujeres en Hispania. Lo que si sabemos, es que según cuenta Salustio eran las mujeres hispanas las que se encargaban de la comunidad cuando los guerreros partían a la lucha. Además, las madres cantaban y rememoraban las hazañas de sus ancestros para insuflar ánimos a sus hijos que iban a la guerra (fig. 7). Posiblemente, Salustio se refiriese a los celtiberos, más que a los iberos.
Fig. 7. Ilustración de portada del Arqueología e Historia n.º 25 Los celtíberos, ©RU-MOR. |
En cuanto a la cultura ibera, algunos autores apuntan a que eran las mujeres de clase alta las que realizaban este tipo de rituales ancestrales. Posiblemente, fuesen ellas las encargadas de llevar las ofrendas a los dioses, así como de trasmitir la cultura y mitología de generación en generación. Por tanto, podemos afirmar que las mujeres prerromanas de Hispania eran depositarias de la memoria colectiva. La arqueología así lo atestigua, restos como los hallados en la necrópolis de la Albufera (Alicante), donde encontramos ajuares ricos en elementos simbólicos son destacables. En la tumba mencionada, encontramos distintos elementos que recalcan el estatus social alto que tuvo la mujer enterrada en vida. Siendo lo mas llamativo, una terracota que representa a una mujer tocando una flauta (fig. 8).
Por último, debemos mencionar la fama que tuvieron las mujeres gaditanas entre los pueblos del Mediterráneo. Según un pasaje de Estrabón, Eudoxo de Cícico fue embajador de su ciudad en la corte de Ptolomeo VIII. Estando en tierras egipcias conoció un naugrafo indio que le enseño como navegar el mar Arábigo. De esta forma, podría ir y venir y conseguir fama y riquezas fácilmente. Hacia allí puso rumbo Eudoxo, el cual encontró un pecio hundido de origen gaditano. Ese hallazgo fue el desencadenante para que invirtiera en viajar hacia Gadir. Una vez allí, fletaría un barco mercante y dos naves auxiliares llenas de vivires, artesanía y riquezas. Además, recluto a artesanos, médicos, y lo más destacable, un grupo de jóvenes bailarinas y músicas gaditanas. ¿Su cometido? Circunnavegar África hasta llegar a la India. Nunca más se supo de ellos, pero el legado de las jóvenes bailarinas quedó para la posteridad.
Fig. 8. Exvoto de terracota que representa a una mujer tocando la flauta. Necrópolis de La Albufera (Alicante). S. IV-III a.C. |
En definitiva, la Hispania prerromana fue rica en mitos, leyendas y sobre todo en culturas. Tanto los iberos, como los celtiberos gozaban de una jerarquía estructuras, así como de un panteón de dioses a los que adoraban antes de la llegada de los romanos. Si bien es cierto, que muchas deidades extranjeras fueron asimiladas e igualadas a las suyas. A su vez, las mujeres en los pueblos prerromanos gozaron de un gran prestigio como hacedoras de vida, procuradoras de cultura y transmisoras del legado. Unas facetas muy distintas a las que ostentaban las mujeres romanas. Los pocos restos arqueológicos que se han encontrado de los iberos y celtiberos demuestran que fueron una sociedad guerrera, espiritual y volcada a la tradición.
Bibliografía
Alfaro, C. (2010): La mujer y el trabajo en la Hispania prerromana y romana: Actividades domesticas y profesionales. En Mélanges de la Casa de Velazquez. Universidad de Valencia. PP. 15-38
Blázquez, J. Mª. (1975): Diccionario de las religiones prerromanas de Hispania. Madrid.
Cabal, C. (1993): Mitología ibérica: supersticiones, cuentos y leyendas de vieja España. Madrid: Ediciones GEA
Eslava Galán, J. (2004): Los iberos. Los españoles como fuimos. Madrid: Ediciones Martínez Roca, S.A.
Lucas Pellicer, R. (1981): Santuarios y dioses en la Baja Época Ibérica. La Baja Época de la Cultura Ibérica. Madrid.
Ruiz Vego, A. (2002): Los hijos de Túbal. Mitología hispánica: dioses y héroes de la España Antigua. Madrid: Ediciones La Esfera de los Libros, S.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario