¿Sabías que? Mitos y leyendas alrededor del Equinoccio de Otoño




La pasada noche del día 23 de septiembre fue el Equinoccio de Otoño. El Equinoccio es el momento del año en el que tanto el día como la noche duran lo mismo. Muchas culturas han vivido este momento, como un hecho importante, y han creado alrededor de ese día, mitos y leyendas. Para la cultura grecorromana este día estaba unido a la vida de una diosa, Perséfone (Fig. 1), mientras que para los druidas celtas este día era motivo de honra y agradecimiento a los dioses por las cosechas otorgadas.
Por tanto, podemos decir que el Equinoccio fue un momento importante de todas las culturas puesto que marcaba el momento de la segunda cosecha y el comienzo de los preparativos para el duro invierno.
Fig. 1. Rapto de Perséfone por Bernini (1621-22).

El rapto de Perséfone
En la mitología griega Perséfone era hija de la diosa de la agricultura Deméter. Fue secuestrada por Hades y obligada a casarse con él (Fig. 2). Por tanto, tuvo que irse al Inframundo con su nuevo marido, dejando a su madre totalmente desolada. Deméter devastada abandonó y descuidó la Tierra, convirtiéndose en un yermo seco. Nada crecía o se cultivaba y las cosechas morían, por lo que los dioses intervinieron. Zeus ordenó que Perséfone volviese a la Tierra con su madre. Hades aceptó, no sin antes engañarla para que comiese una granada y así quedar unida al Hades para siempre. Desde ese momento, la diosa tenía que volver periódicamente al Inframundo, pasando 6 meses con su madre y otros 6 con su marido.
Fig. 2. Rapto de Perséfone de Alessandro Allori (1570).

Según el mito, Perséfone volvía al Hades durante el Equinoccio de Otoño. Su madre triste, descuidaba la Tierra y las hojas caían al igual que sus lágrimas, secándose y helándose todo, hasta que Perséfone volviese durante el Equinoccio de Primavera.
En la cultura griega durante estos días se celebraban los Misterios Eleusinos, en los que ensalzaban a la diosa Deméter como gran Diosa Madre que busca a su hija perdida. Se realizaban en la ciudad de Eleusis, siendo uno de los más importantes de la Antigua Grecia. Con la llegada de Roma, los ritos se extendieron por todo el imperio, creando verdaderos cultos en torno a esta festividad.
Cernunnos y el Mabon
No sabemos a ciencia cierta el nombre dado por los celtas a la celebración del Equinoccio de Otoño, aunque la cultura anglosajona lo llamaba Haleg-monath, que significa “Mes sagrado”. En los años 70 los neopaganos o wiccanos nombra al Equinoccio de Otoño como Mabon, un nombre derivado de Mabon ap Modron, dios gaélico de la vid. Lo que si conocemos, es que el Equinoccio de Otoño, junto al de Primavera y los Solsticios de Invierno y Verano, era una de las ocho celebración más importantes de los celtas.
El dios de la fertilidad Cernunnos (Fig. 3) obtenida su mayor fuerza y poder durante el Lughnasadh, e iba envejeciendo y muriendo con la llegada del Samhain (1 de noviembre), para luego renacer en el Equinoccio de Primavera. El Mabon es el momento de reflexionar, agradecer por los frutos obtenidos y aceptar que todo tiene un final.
Fig. 3. Grabado del dios Cernunnos.

Los druidas eran los encargados de presidir las festividades. Además, organizaban ritos y sacrificios en honor de la deidad. Algunas tradiciones que se realizaban durante esta época eran la de vendimiar, pisar uvas o recoger la segunda cosecha. Recolectaban hierbas y creaban coronas de hiedras o avellanos, para el ya anciano dios. Algo típico era crear adornos con forma de Cornucopia (símbolo de prosperidad y abundancia).
Por lo tanto, para los celtas esta fecha era un momento de reposo y relajación antes de la llegada del invierno.  
Los wiccanos y el neopaganismo
Dentro de las corrientes wiccanas la festividad del Equinoccio de Otoño es conocida como Alban Elfed, término dado por el ocultista Lolo Morganwg. Aunque, es comúnmente llamado Mabon, pese a que los wiccanos tienen sus propios dioses, que no son los mismos dioses que el de los celtas. Para ellos esta festividad es sinónimo de agradecimiento y abundancia. Además, se preparan para superar días de oscuridad con la llegada del invierno.
En la Wicca esta festividad es parte de los llamados Sabbat menores. Según sus creencias, el dios solar comienza a guardar energías durante estas fechas, para dar paso a la diosa lunar y al niño que lleva en su vientre. Para los wiccanos durante esta fecha se produce un equilibrio entre la Diosa y el Dios, de ahí que el día y la noche tengan la misma duración. Además, realizan diversos rituales en honor a estos dioses (Fig. 4).
Al igual que ocurre con otras culturas, los wiccanos celebran el fin de un periodo y el inicio de otro. Dan las gracias por las metas obtenidas y se preparan para fechas más oscuras, así como los antiguos agradecían por las cosechas y se preparaban para pasar el frío y duro invierno.
Fig. 4. Rituales wiccanos del Equinoccio de Otoño.
Tsukimi o el arte de mirar la luna
El Tsukimi fue una tradición importada desde China, allá por la era Edo en Japón. Según la costumbre, la primera Luna llena, así como los días posteriores, se debía contemplar la Luna. En la mitología china es durante esta noche cuando se podía vislumbrar conejos corriendo y salto por nuestro satélite. Esta creencia viene de la religión budista, que fue trasladada al Imperio Chino como "Festividad Lunar" y en Japón como el Tsukimi.
Según el budismo, Buda fue en una de sus reencarnaciones un conejo. Siendo conejo tuvo como amigos un mono, una nutria y una zorra. Un día se le ocurrió la idea de que podían recolectar comida para los humanos durante la primera Luna llena de Otoño. Cuando se reunieron el grupo de amigos, todos trajeron comida menos el Conejo-Buda, ya que solo comía hierbas y pensaba que estas no les gustaría a los hombres. Entonces, decidió ofrecer su carne como sustento para los humanos. El gran Dios del Cielo, creo una fogata donde el conejo seria sacrificado. Al entrar éste, el fuego no le quemaba, por lo que el Dios del Cielo dijo: "Lo importante es que tuviste buena voluntad y fuiste sincero cumpliendo tu promesa de dar tu propia carne como comida. Tu buena voluntad y proeza no serán olvidados". A continuación, el Dios del Cielo dibujó un enorme conejo en la Luna para que nadie olvidase aquella proeza (Fig. 5).
Fig. 5. Silueta del "Dios Conejo" amasando Mochis. 

Es por esto, que si preguntamos en Japón que silueta se refleja en la Luna, te dirán que es un conejo amasando el dulce típico llamado Mochi (Fig. 6). Durante esa noche, las familias se juntan en lugares propicios para ver la Luna y comen bolitas de "Tsukimi dango" (Fig. 7). Ademas, se coloca una rama de zuzuki, sake y frutos típicos de la temporada, como son castañas o boniatos. Todo esto, es ofrecido a los dioses, como símbolo de gratitud ante las buenas cosechas de arroz obtenidas en el año. Tambien, es costumbre pedir deseos, escuchar música o beber té.

Fig. 6. Grabado antiguo donde se ve el Dios Conejo creando la masa de los mochis. 
Fig. 7. Tsukimis dangos, dulces típicos durante esta festividad. 
Referencias bibliográficas
Delgadillo, R. (2008): “El Equinoccio de Primavera: mitos y realidades”.
Green, M.J. (2001): “Mitos Celtas”. Ediciones Akal, S.A. Madrid.

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