Gadir, la ciudad trimilenaria

Jose M Gil

La historia de la mítica ciudad de Gadir (Cádiz), esta entre el mito y la realidad. Pero, lo que si es cierto, es que muchas culturas, como la romana, vieron en esta parte de la geografía española un enclave único para asentarse. La dominación romana comenzaría teóricamente desde el 206 a.C. cuando la ciudad fenicia de Gadir se rindió pacíficamente al imperio romano, tras las conocidas Guerras Púnica, que enfrentaron a Cartago y Roma. Sin embargo, en el registro arqueológico observamos, que ese paso a la órbita romana fue un proceso gradual en el que en las primeras generaciones se mantuvieron las manifestaciones culturales del mundo púnico. No seria, hasta la época de César y los Balbo cuando se viera un cambio sustancial en el gobierno. En esos momentos ya Gadir pasaría a llamarse Augusta Urbs Iulia Gaditana o Gades, y sus ciudadanos pasaron a tener a ciudadanía romana.

Pero la historia de Gades, como bien es sabido, se remonta más atrás. No fue una ciudad romana ex novo, como tal sino que hundía sus raíces en la antigua ciudad fenicia. Desde la misma Antigüedad, la tradición afirmaba que Gadir había sido fundada “ochenta años después de la caída de Troya” (en torno al año 1104 a. C.), de acuerdo con un famoso texto del historiador romano Veleyo Patérculo (Fig. 1). Se vinculaba de esta forma la fundación de Gadir con el regreso a sus hogares de los guerreros en dicha batalla mitológica, aportando así un carácter mítico a la ciudad. La problemática actualmente no resuelta, viene por los nulos restos arqueológicos que apoyen dicha afirmación, ya que solo hay pruebas arqueológicas a partir del s.VIII a.C. (fig. 2).


Fig. 1. Recreación 3D de la ciudad primitiva de Gadir. 

Fig. 2. Sarcófagos antropomorfos fenicios hechos de mármol.

El geógrafo griego Estrabón también recoge – de Posidonio, otro historiador griego más antiguo–, la historia de la fundación de Gadir. Según este, los fenicios de Tiro siguiendo las indicaciones de su oráculo fundaron la ciudad gaditana. Estos al llegar, se encontraron con un complejo de islas que pasarían a conocerse como Gadeiras, y que nombrarían como Antipolis, Eritheia y Kothinoussa (Fig. 3). La nueva colonia recibió su nombre de la muralla que la rodeó, pues gadir era el nombre que los fenicios daban a un recinto cerrado. La ciudad no solo fue un asentamiento estratégico para captar las fuentes de estaño y metales preciosos, sino que su construcción estuvo basada también en fuertes creencias religiosas y míticas. Se llegaron a construir múltiples templos en honor a diversas deidades, siendo el más famoso el templo de Melqart en el islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz) (Fig. 4). Pero no sería hasta el s. IV a.C que Cádiz gozaría de un nombre y relevancia en el mundo, gracias en parte a la expansión helenística realizada por Alejandro Magno (Lomas 2011), así como a la autonomía que le supuso desligarse de la metrópoli tiria algunas centurias atrás.

Fig. 3. Reconstrucción de la línea de costa gaditana durante la etapa de dominación romana (Arteaga 2001: fig. 11).

Como hemos comentado, no será hasta la finalización de la Segunda Guerra Púnica, cuando Gadir pase a manos de los romanos, viendo así como su económica y riqueza se engrandecía. Pertenecer al mundo romano supuso para la ciudad una apertura aún mayor para su comercio.

Durante los primeros años como ciudad federada de Roma, Gades tuvo que soportar la presencia militar en sus calles y la gestión de un prefecto. En parte, al miedo a una posible actuación cartaginesa en la ciudad. No sería hasta el año 49 a.C. que se concediese la ciudadanía plena romana a los ciudadanos de Gades, gracias principalmente a la ayuda prestada por estos al entonces cónsul Julio César. Éste junto a la familia de los Balbo gaditanos contribuyeron a la expansión y reorganización del Gades republicano (Ferreiro 2008).


Fig. 4. Recreación del templo de Melqart situado en el islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz).


Durante la época imperial encontramos como Gades se convierte en una ciudad de prestigio, con numerosas concesiones por parte de los emperadores romanos. Llegando incluso a ser capital administrativa y jurídica de su propio conventus, teniendo que realizar los cultos oficiales a los emperadores y sus familiares. El propio Estrabón contaba como la ciudad era tan prospera que contaba con estructuras que podían competir con ciudades como Padua, así como poseer uno de los puertos más importantes (fig. 5). Además de los tres templos en honor a Hércules, Venus y Cronos/Saturno, se erigió uno en honor a la diosa Artemisa. Todas las fuentes que hablan de la etapa imperial gaditana provienen de las familias gaditanas más influyentes en ese momento (Lomas 2011).


Fig. 5. Mapa de localizaciones de ambas islas.


Distinto sucede con la etapa tardoantigua gaditana. Según el escritor Rufo Festo Avieno, la ciudad de Gades en esa época era simplemente un lodazal de pescadores, salvándose únicamente el templo de Hércules. En varios siglos una de las ciudades más importantes del imperio romano, pasó a ser una ciudad de pescadores (fig. 6). Poco o nada sabemos de la incursión cristiana en la sociedad gaditana. Es bien sabido que los puertos son entrada de nuevas ideas y culturas, por lo que el puerto de Gades no pudo ser menos. Por lo que el cristianismo, que se caracterizó por expandirse a través de las redes de comunicaciones, usaría este puerto como entrada. Seguramente los cristianos se encontrarán con una clara oposición por parte de la sociedad gaditana. El culto al templo de Melkart/Hércules estaba arraigado en ellos desde muchos siglos atrás. Pero, no sabemos con certeza cuando y como se introdujo el cristianismo en la sociedad gaditana. Solo podemos saber por los escritos que quedan, que gran parte de la población de Gades se trasladó hacia Media Sidonia, posiblemente huyendo de los tsunamis y terremotos que ocurrieron por aquel entonces (Lomas 2011), amén de otras cuestiones político-económico social como por ejemplo el fracaso del evergetismo y del modelo de ciudad imperial en la Antigüedad Tardía, o los cambios en los circuitos comerciales.

Fig. 6. Recreación de la zona excavada del Testaccio haliéutico de Gades.


Es indiscutible que la historia del litoral gaditano está marcada por un fuerte carácter místico. Pero no debemos olvidar, que fue una zona esencial gracias a la importancia de sus suministros y su carácter estratégico, que sirvió como enclave militar a muchas culturas. Desde su nacimiento como colonia fenicia, hasta su introducción en la esfera romana, Gades fue tomando importancia y relevancia en el panorama Mediterráneo, aun siendo una ciudad atlántica. Su decadencia al final de la época tardoantigua, sigue siendo aún hoy en día algo difícil de explicar, si no es por la suma y convergencia de diferentes aspectos.

Sea como fuere, lo cierto es que la ciudad de Gades estuvo atomizada en el territorio desde su concepción; un espacio que ha sido notablemente transformado tanto por la acción humana como por la naturaleza con respecto al paisaje actual de Cádiz. La presencia, aunque parcialmente cegado, del Canal Bahía Caleta, el cambio en la línea costera, la presencia de acantilados en todo el frente actual amurallado o la presencia de zonas de playa (y por tanto de abrigo) en la zona interior son ejemplos de cómo el paisaje se ha ido transformando. Por tanto, a grandes rasgos podemos decir, que la ciudad estuvo divida en varias zonas. Por un lado, la zona de necrópolis que se desarrolló en la zona ístmica de la isla mayor (Koutinoussa), con diferentes grados de ocupación, más intenso conforme nos acercamos al actual casco histórico de la ciudad y casi inexistente más allá del actual barrio de San José. Por otro lado, hay que destacar cómo en el actual casco histórico de la ciudad, principalmente en lo que fue la isla menor (Erytheia) se han documentado de forma dispersa áreas sepulcrales normalmente datadas en época tardía, que vienen a evidenciar la desvertebración de la ciudad para esos momentos finales de la presencia romana en la ciudad.

Lo que es indiscutible, es que Gadir/Gades/Cádiz, fue y es una de las ciudades más antiguas de Occidente. Su belleza natural embriaga a todo aquel, que se acerca a sus costas. Fenicios, griegos, romanos, árabes, todos vieron la joya que era este archipiélago de islas. Por eso, es de obligada visita para todo aquel, que quiera ver sus secretos. Su gastronomía, su gente, su historia y sobre todo, sus restos arqueológicos, son de una indiscutible belleza (fig. 7). Por eso, no es extraño que tantas culturas y personajes históricos quedasen embelesados con esta tierra.


Fig. 7. Teatro romano de Gades (s.I a.C.).


Bibliografía

Ferreiro López, M. (2008): “Cádiz en el tiempo de César y los Balbo. La ordenación territorial en la Bahía de Cádiz a finales de la República romana” en Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social (RAMPAS), Vol.10, p. 309-322.

Lomas Salmonte, F.J. (2011). “Nueva historia de Cádiz. Vol1”. Sílex Ediciones, Madrid


Jose M Gil / Autor

Historiador, divulgador, colaborador e investigador de cultura e historia LGTB+ .

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