El Batallón Sagrado de Tebas

Jose M Gil

Como parte de las celebraciones del Orgullo L.G.T.B. de este año, me gustaría hablar sobre un ejército temido, a la par que admirado de la Antigüedad, el Batallón Sagrado de Tebas.
El Batallón Sagrado de Tebas fue una tropa de élite y gran prestigio fundada por el aristócrata Górgidas, entre el 377-376 a.C. Górgidas reclutó a trescientos jóvenes tebanos de la aristocracia para conformar este emblemático ejército. El batallón en cuestión, estaba formado por parejas homosexuales (Fig. 1). Debemos mencionar, que la homosexualidad en Tebas estaba bastante reconocida, no solo entre la aristocracia como sucedía en otras polis, sino por todos los ciudadanos. Incluso, estaba favorecida e impulsada por leyes.
Fig. 1. Dibujo en cerámica de una pareja homosexual.

Górgidas escogía personalmente a los miembros de entre los jóvenes atletas aristócratas de la ciudad. Se cree que incluso el mismo Górgidas pudo pertenecer al batallón. En un principio, la misión de este ejército era la de defender la ciudad a toda costa. De ahí, que fuesen alojados en la acrópolis de Cadmea y se les pagase con dinero público. La característica principal de esta unidad (y la más llamativa), era que estaba formada por parejas de erastés (amantes) y erómenos (amados) (Fig. 2). Los erastés eran hombre de entre 25 a 30 años, mientras que los erómenos rondaban entre los 16 a 20 años. La misión de los primeros era la de dar formación militar, así como educación y manutención a los erómenos. Este cuerpo de élite llegó a estar formado por hasta 150 parejas. Estos pronunciaban unos votos sagrados (de ahí que sea “sagrado”) de amor, protección y unión hasta la muerte. El ritual se realizaba en el santuario en honor a Iolaus o Yolao (amado de Herácles) en Tebas (Fig. 3). Esto provocaba que no solo luchasen por su patria, sino que combatiesen por defender la vida de sus parejas. Durante mucho tiempo, fueron considerados imbatibles por sus enemigos.
Fig. 2. Dibujo en cerámica de un erastés y un erómenos. 

Este tipo de uniones pueden parecer una desventaja, pero nada más lejos de la realidad. Cada individuo se preocupaba de proteger a su pareja, por lo que luchaban arduamente por defenderlos y no deshonrarlos. Incluso Plutarco defendía fervientemente los vínculos homosexuales en batalla puesto que según él “un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros”.
Fig. 3. Mosaico de Yolao y Herácles. 

Además de esto, los miembros del batallón eran grandes atletas, asiduos al gimnasio, donde practicaban desde lucha, hasta competiciones de carrera, jabalina o espada (Fig. 4). Por otro lado, su armamento debía ser de los mejores del Hélade, puesto que al ser de la alta aristocracia podían permitirse mejores equipamientos.
Fig. 4. Recreación artística del Batallón Sagrado de Tebas con toda la indumentaria. 

El Batallón Sagrado de Tebas aparece citado por primera vez en la batalla de Tegira en el 375 a.C., aunque su existencia sabemos que es previa a ese año. Fue punta de flecha en las batallas de Mantinea y Leuctra, destruyendo por completo las filas espartanas. Hasta entonces, Tebas había sido vasalla de Esparta. Fueron las innovaciones militares de Epaminondas (general tebano y otro de los que impulsó la fórmula del Batallón Sagrado) lo que  provocaría que Tebas se alzara como nueva potencia militar en el Egeo. A esta reputación en todo el Mediterráneo, se unía las múltiples raíces mitologías de la fundación de Tebas. Dando como resultado una ciudad mítica y feroz a los ojos de todo el Hélade (Fig. 5).
Uno de los mitos fundacionales de la ciudad tebana es la historia del mítico rey Layo de Tebas. Según la mitología, el rey raptó y violó a su hijastro Crisipo. Tras esto, Crisipo se suicidó y su madre lanzó sobre Layo una maldición de Apolo. Años más tarde Layo sería el padre del mítico Edipo y moriría a manos de su propio hijo como reza el mito (Fig. 6). Otro mito fundacional de esta ciudad, tiene que ver con Herácles y su fiel amigo Yolao. Este joven atleta fue gran amigo del semidiós y un excelente domador de caballos. Muchas fuentes relatan las hazañas de ambos, llegando a insinuar que eran algo más que amigos. Muchos tebanos pensaban que el fundador de su ciudad fue este gran héroe, por lo que no era de extrañar que el Batallón Sagrado de Tebas jurase fidelidad en el templo erigido en su honor.
Fig. 5. Dibujo en cerámica del Batallón Sagrado de Tebas. 

La hegemonía de este sagrado ejercito duró 33 años, durante los cuales lucharon en innumerables batallas, llegando a desplazar a los espartanos en el panorama militar. Su debacle llegó de la mano de Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro, futuro Alejandro Magno. Durante la infancia de Filipo, había estado secuestrado en Tebas, pudiendo incluso haber formado parte de las filas del Batallón Sagrado. Por lo que sabía de primera mano como eran en batalla. Al ser liberado y ascender al trono de Macedonia, cambia por completo el ejército macedonio implantando entre otras, tácticas tebanas. De esta forma Macedonia pasó de ser un reino bárbaro a una de las mayores potencias del Mediterráneo.
Fig. 6. Dibujo en cerámica de Layo, Yocasta y Edipo.

Tal fue el afán del rey Filipo por conquistar toda Grecia, que los atenienses por temor al monarca se aliaron con sus eternos enemigos los espartanos. De esta forma intentaban frenar el avance macedonio en el Hélade. En el 340 a.C. Filipo II irrumpió en la Grecia Central llevándose consigo al ejército ateniense y tebano en la Batalla de Queronea.
Poco se sabe de la última batalla del Batallón Sagrado de Tebas. Los escasos relatos que han llegado hasta nuestros días nos cuentan como el joven Alejandro dirigió la caballería macedonia (los hetairoi), contra la unidad tebana, arrasando con todos ellos. Según Plutarco, los trescientos guerreros aguantaron estoicamente, pero igualmente perecieron todos en ese fatídico día. Sin embargo, en la estatua conmemorativa que se alzó en honor a este gran batallón en Queronea, se puede leer que los muertos ascendieron a 254. Por lo que es plausible, que algunos sobrevivieran a aquel día y otros murieron en días posteriores. El gran león de Queronea (Fig. 7) vigilia desde entonces la tumba donde perecieron todos ellos. Incluso el mismísimo Filipo II al ver la carnicería hecha al Batallón Sagrado de Tebas exclamó “perezca el hombre que sospeche que estos varones o sufrieron o hicieron algo inapropiado”. La parte cómica, es que Filipo II ganó a este magnífico ejército gracias a sus propias tácticas. Con la victoria de Macedonia se instauraba su poder en Grecia y se creaba así la Liga de Corintio.
Fig. 7. Monumento conmemorativo de la Batalla de Queronea en honor al Batallón Sagrado de Tebas.

En resumen, en la actualidad estamos muy acostumbrados a escuchar frases tan típicas como “peleas como un marica” o “no sabe luchar porque es marica”. Sin saber esos ilusos que en la Antigüedad existió un ejército de trescientos homosexuales que plantaron cara al mundo y a sus enemigos. Trescientas personas que se unieron en cuerpo y alma en el fragor de la batalla, llegando a ser temidos en toda Grecia y el Mediterráneo. Solo el gran Alejandro Magno, el cual asumiría gran parte del legado de este batallón, fue el único capaz de acabar con ellos. La pena es que, en la actualidad los niños solo conocen la historia de 300 espartanos que dieron su vida en la Batalla de las Termópilas. No es algo malo, pero existen más ejemplos e historias que enseñar, como la del Batallón Sagrado de Tebas.
Otro detalle, es que en la Antigüedad no existían conceptos tales como “gay”, “homosexualidad” o “heterosexualidad”. Estos conceptos son modernos y por lo tanto debemos contemplar, que hace siglos la sexualidad era vista de otra forma. No eras menos por amar a otro hombre, ni más por amar a una mujer. El Batallón Sagrado de Tebas murió en la Batalla de Queronea, pero su legado nos llega como un canto de sirena, para recordarnos que hay muchos tipos de héroes, muchos tipos de guerreros y sobre todo, muchas formas de amar.

Referencias Bibliográficas
De Voto, J. (1992): “The Theban Sacred Band”, Ancient World, 23, pp. 3-19.
Pascual, J. (1996): “Górgidas: realidad e ideal de la aristocracia tebana”, en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 9, pp. 143 - 168.
Referencias Artísticas
1. Imagen de portada. Leónidas en las Termópilas de Jaques-Louis Daniel, 1814. Museo del Louvre
2. Imagen final. Ilustración del Batallón Sagrado de Tebas. 

Jose M Gil / Autor

Historiador, divulgador, colaborador e investigador de cultura e historia LGTB+ .

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